Aspectos fascinantes del cerebro del perro

Los perros son compañeros del ser humano desde hace miles de años. Esto ha permitido una evolución cognitiva muy similar entre nosotros, y en este espacio te mostramos diferencias y similitudes entre cerebro canino y humano.
Aspectos fascinantes del cerebro del perro

Escrito por Samuel Sanchez

Última actualización: 02 agosto, 2022

El perro es el mejor amigo del ser humano. Los cánidos llevan acompañándonos desde hace más de 15 000 años históricamente, y concebir una sociedad sin su presencia es en este punto imposible. Aún así, solemos dar por hecho muchos de los fascinantes procesos que suceden dentro de la cabeza de nuestros animales. ¿Conoces realmente el funcionamiento del cerebro y los pensamientos de tu perro?

El cerebro de los perros ha sido objeto de múltiples estudios, y presenta marcadas diferencias con el nuestro. Uno de los mayores ejemplos es la diferencia de neuronas entre ellos y nosotros.

Las neuronas se encargan de recibir y transmitir estímulos convertidos en impulsos eléctricos: los perros presentan 160 millones y los humanos al rededor de 20 billones en la corteza cerebral.

El cerebro de los perros es más pequeño que el nuestro, tiene menos pliegues, y la zona de la corteza prefrontal (encargada de procesar pensamientos) está menos desarrollada.

Datos como estos pueden hacernos pensar que nuestros amigos caninos no presentan desarrollos cognitivos complejos o procesamiento de sentimientos. En este artículo venimos a desmentir este mito ¡continúa leyendo!

Convergencia: No somos tan diferentes

La evolución convergente se define como la evolución independiente de un carácter en dos o más especies. Por ejemplo, un pez y un delfín tienen una forma ergonómica adaptada al mar, pero no han pasado por los mismos procesos para llegar a ella.

Algo similar puede suceder entre perros y humanos. Diversos estudios han mostrado que los perros presentan algunas capacidades sociales y cognitivas similares a las de un niño.

Esto es impresionante, pero aún más cuando tenemos en cuenta que estas capacidades no se dan en lobos ni tampoco en los primates que comparten mayor información genética con nosotros. Ni nuestros parientes ni los suyos han evolucionado cognitivamente de una manera similar, pero los perros y nosotros sí.

Esto podría deberse a una convergencia psicológica. Los perros podrían haber evolucionado adaptándose a nuestra sociedad y reglas, pues un buen comportamiento siempre se ve recompensado. La realidad es que canes y humanos compartimos más de lo que creemos.

Diferencias sensoriales

Los perros huelen el tiempo. Una afirmación increíble pero en cierto modo real.

Estudios han propuesto que el complejo aparato nasal canino puede ser el responsable de este fascinante hecho. Presentan un olfato ‘en estéreo’, que significa que cada fosa nasal funciona y percibe independientemente.

Las células receptoras que transmiten los estímulos al cerebro son mucho más numerosas en el aparato olfativo del perro que en el nuestro. Así pues, pequeñas diferencias imperceptibles pueden suponer un indicio en el cambio del tiempo para ellos:

  • la incidencia de los rayos del sol en un material;
  • la llegada de la humedad por la noche;
  • y otros muchos olores.

La disipación de un olor conocido puede representar el pasado, y la intensidad de otro, el presente.

Los perros “huelen” el tiempo debido a su sistema olfativo altamente sensible

Aprendizaje social

Los perros presentan muchas capacidades sociales adaptadas a los humanos. Por ejemplo, son capaces de entender órdenes tanto vocales como basadas en gestos por parte de sus tutores.

Un interesante estudio nos muestra la confianza que los perros tienen hacia nosotros los humanos:

  • Se presentó a un grupo de cachorros un pequeño puzzle, que consistía en una caja con una palanca, y dentro de ella había una pelota.
  • El tutor de cada uno de ellos presionó la palanca al rededor de 10 veces, mostrándoles que al apretarla, la pelota era liberada de la caja.
  • Tres cuartos de los cachorros, en cuanto se les dio la oportunidad, acudieron directamente a la palanca, y más de la mitad liberaron la pelota tal y como su tutor les habían enseñado.

Esto, además de confianza, es una muestra de memoria episódica. Los perros son capaces de recordar y tratar de imitar acciones complejas realizadas por seres humanos.

La memoria canina va mas allá, pues se ha demostrado en algunos perros que pueden aprender más de 300 palabras y relacionarlas de forma directa con sus imágenes.

El cerebro del perro es increíble

Como hemos podido ver, el hecho de asumir una capacidad cerebral básica en los perros por su morfología es un error.

Hemos presentado diversos ejemplos, pero existen muchos más. Desde evolución social convergente a la de humanos, pasando por estructuras hipersensitivas como su nariz, hasta aprendizaje social y memoria.

El cerebro de los perros es impresionante. Por ello, sabemos que no solo sienten, sino que razonan, y recuerdan. Por ello tener en cuenta las necesidades de nuestra mascota en todo momento es una obligación como tutores.


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