Bolsonaro ratifica una ley que endurece las condenas ante el maltrato de perros y gatos

Que el maltrato animal continúa en nuestra sociedad es, por desgracia, una realidad innegable. Leyes como esta buscan endurecer los castigos para cortar este problema de raíz.

El 30 de septiembre del 2020 salió a la luz la siguiente noticia: Jair Bolsonaro —presidente de Brasil— aumenta las condenas a maltratadores de animales mediante el sancionamiento de una nueva ley.

Esto quiere decir que el jefe de Estado de Brasil ha dado luz verde a una nueva legislación, la cual contempla una puesta en prisión de hasta cinco años a las personas que ejerzan violencia contra perros y gatos. Veamos lo que esto significa.

La noticia: condenas de hasta cinco años

Esta nueva ley no ha llegado sin un aura de polémica, pues fuentes oficiales reportan que el presidente se vio reticente a aceptarla en un principio.

De hecho fue su esposa, Michelle Bolsonaro, la que promovió la divulgación de esta nueva ley, sobre todo en redes sociales. Tanto en Instagram como Facebook la primera dama hizo diversas publicaciones que captaron la atención de los internautas y visibilizaron su causa.

Según palabras del propio Bolsonaro, quien abandona a un bebé debe cumplir una pena de seis meses hasta tres años, dando a entender que la sanción propuesta para el maltrato de mascotas era «excesiva». Por suerte, parece que el presidente ha cambiado de opinión.

Es necesario acotar que, según periódicos nacionales, hasta hoy el maltrato animal en Brasil estaba penado con entre 3 y 12 meses de estancia en la cárcel y una multa, algo más si la mascota llegaba a morir durante el abuso. Esta nueva ley eleva la pena de dos a cinco años, una diferencia reseñable.

Por desgracia, para el resto de animales la legislación sigue igual, es decir, este tipo de sanciones solo se aplican al maltrato de perros y gatos.

El presidente hizo las siguientes declaraciones tras ratificar la ley: «se llena así una laguna sobre el maltrato a los animales, una cosa inenarrable que hacen otros animales que se creen racionales».

Este tipo de legislaciones son de esencial importancia, pues se calcula que en Brasil hay más de 29 millones de domicilios con perros y más de 18 millones con gatos. Con cifras tan grandes, el control en la tenencia de mascotas es más que necesario.

La realidad del maltrato animal

Por desgracia y a pesar de los intentos de concienciación general, el maltrato animal continúa siendo una práctica relativamente común en nuestra sociedad. 

Por ejemplo, en el año 2016 el FBI registró más de 5,4 millones de incidentes relacionados con el abuso de mascotas, un dato astronómico en ningún caso justificable. Debido a esta alta cifra, desde ese año el maltrato animal se considera un delito grave del grupo A contra la sociedad en Estados Unidos.

Por otro lado, la Policía de Investigaciones Chilena (PDI) reportó que los casos de maltrato físico a mascotas aumentaron más de un 30 % entre el 2017 y el 2018. Esta propia fuente señala que este aumento tan reseñable se debe a que la gente denuncia más casos de abuso animal, ya que está más concienciada con el tema.

De todas formas, estas cifras no hacen más que evidenciar la necesidad de leyes que endurezcan las condenas ante el maltrato animal. Las mascotas son entes autónomos con sentimientos y autodeterminación, y por ello, una agresión hacia ellas debe considerarse siempre como un acto inmoral y condenable.

Una figura presidencial controvertida

Desde luego, llegados a este punto es necesario recalcar que la información aquí brindada no supone en ningún caso un posicionamiento político. Somos conscientes de que Jair Bolsonaro es una figura problemática, pues diversas fuentes colocan sus ideales en un nacionalismo extremo.

Por ello, esta figura ha suscitado diversas protestas a lo largo de su legislatura. En el año 2018 el descontento de la población general se observó en diversas movilizaciones, sobre todo convocadas por mujeres, ante «las prédicas misóginas, homofóbicas y racistas del presidente», según periódicos nacionales.

Es por esto que posicionarse en este conglomerado político resulta cuanto menos espinoso. Lo importante del hecho que hoy nos atañe es, únicamente, la buena noticia de que se hayan endurecido las condenas para los maltratadores de perros y gatos.