Cáncer de estómago en perros: ¿qué hacer si lo detectan?

La sintomatología de los tumores gastrointestinales puede confundirse con los trastornos generados por una gastritis crónica. De hecho, esta es la razón por la que la detección de los tumores se realiza cuando ya han avanzado demasiado.
Cáncer de estómago en perros: ¿qué hacer si lo detectan?
Paloma de los Milagros

Escrito y verificado por la bióloga Paloma de los Milagros.

Última actualización: 12 diciembre, 2022

El cáncer de estómago en perros es una de las enfermedades más letales, tanto por la agresividad de los síntomas, como por la poca efectividad de los tratamientos. No obstante, identificar los signos de esta afección en sus primeras etapas puede alargar la esperanza de vida de los afectados.

A pesar de ser una de las patologías más graves, las estadísticas evidencian su poca representatividad en el conjunto de neoplasias caninas, inferior al 1 %. Aun así, conviene que las mascotas sigan un estilo de vida saludable preventivo, pues una mala alimentación puede propiciar su aparición.

El cáncer de estómago en perros es más frecuente entre las distintas variedades de pastores Belgas, el boyero de Flandes, el chow chow, el akita o el keeshond. El control de estas razas debe ser más exhaustivo, sobre todo si se observan trastornos gastrointestinales crónicos.

Tipos de cáncer de estómago en perros

Aunque existen diferentes variedades de cánceres gastrointestinales, todos ellos tienen una sintomatología y un pronóstico de alta gravedad.

  • Adenocarcinomas. Son tumores que se originan en las mucosas del tracto digestivo, y que pueden propagarse a otros órganos. El estómago, el intestino delgado, el intestino grueso y el recto son las zonas más afectadas. Suele afectar a perros mayores de seis años y su severidad hace que sea muy difícil de tratar.
  • Leiomiosarcoma. Tumor específico de órganos con una o varias cavidades como el estómago, el útero o las vías respiratorias. Afecta específicamente a las paredes: puede propagarse a ganglios linfáticos, hígado, bazo o riñones en los casos más graves.
Perro enfermo en el veterinario
  • Linfoma. La denominación de este tumor se debe a su vínculo con los ganglios linfáticos y los linfocitos y, entre otros órganos, puede afectar al estómago. Tiene mayor incidencia en perros de entre seis y nueve años, con los boxer, San Bernardo o bulldog como los más propensos.
  • Tumores de mastocitos. Los mastocitos son células pertenecientes al sistema inmunitario que actúan en procesos de inflamación y respuesta a alérgenos. A pesar de estar presentes en casi todos los tejidos corporales, las paredes del tracto digestivo tienen una gran concentración. Cuando afectan al estómago, se produce la secreción excesiva de heparina e histamina con las consecuentes úlceras estomacales, además de otros problemas autoinmunes.

Síntomas del cáncer de estómago en perros

Los síntomas del cáncer de estómago en los perros pueden estar ausentes o presentes según el grado de avance. Entre los más habituales se encuentran los siguientes:

  • Vómitos (con o sin sangre).
  • Anorexia.
  • Pérdida de peso.
  • Heces negras.
  • Anemia.
  • Letargo.
  • Distensión abdominal.
  • Diarrea.

En general, los trastornos asociados a los tumores gastrointestinales suelen coincidir con los de la gastritis crónica, de ahí la complejidad de diagnóstico. Por esta razón, es fácil que sea mal diagnosticada y que solo se le dé tratamiento hasta que ha avanzado demasiado.

Diagnóstico y tratamiento

La determinación correcta de la enfermedad suele producirse cuando esta está muy desarrollada, lo que dificulta el tratamiento del animal. Los análisis de orina, sangre y heces, las radiografías abdominales tras la ingestión de sustancias contraste y las ecografías para detectar inflamaciones, son parte del protocolo de identificación. En casos de diseminación a otros órganos, también puede ser necesario realizar una endoscopia.

Radiografía abdominal

Salvo en casos de linfoma, la mayoría de las veces se opta por la extirpación del tumor. Una vez practicada, el veterinario pautará el tipo de dieta que mejor se adapte al grado de deterioro sufrido, para lo cual valorará si la pérdida de peso ha sido muy drástica.

Normalmente, suele ser este bajo peso lo que propicia la debilitación del sistema inmunológico del animal, que combinándose con una edad avanzada tiende a adelantar el fallecimiento. Además, también es posible que el tumor invada otros tejidos (metástasis) y no exista forma de remediarlo, de manera que el veterinario también podría recomendar la eutanasia.

Aunque la predisposición genética es uno de los factores más importantes a la hora de desarrollar la enfermedad, los perros mayores tienen cierta predisposición a presentar neoplasias. Por ello, seguir un estilo de vida adecuado con la alimentación y el ejercicio necesarios contribuirá a mejorar la calidad y la esperanza de vida del can.


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