Cuál es el castigo más adecuado para el perro

Castigar a tu perro con violencia física, verbal o conductual nunca es una opción. Te mostramos cómo disciplinarlo sin tener que recurirr a la beligerancia.
Cuál es el castigo más adecuado para el perro

Escrito por Equipo Editorial

Última actualización: 25 enero, 2022

Cuando escuchamos la palabra “castigo”, la relacionamos con algo negativo, pero no siempre tiene que ser así. Se ha demostrado que tanto en humanos como en personas funciona el refuerzo positivo: motivar e incentivar las conductas adecuadas, pero sin pasar por alto los errores. Dicho de otro modo, se busca sobre todo recompensar lo bueno y la ausencia de conductas malas.

Se podría decir que este tipo de disciplina es un “castigo camuflado”, porque a fin de cuentas el objetivo es el mismo: mejorar un comportamiento de manera constante en un ser vivo. Ahora bien, ante los malos comportamientos de nuestro perro, ¿cuál es el mejor castigo? Aquí te lo contamos todo sobre el tema, pero te adelantamos que los golpes y la violencia nunca son la respuesta.

¿Cómo aprenden los perros?

Los perros tienen memorias a corto plazo muy volátiles, pues no retienen la información superficial por más de unos 2 minutos. Esto hace que sea un poco difícil castigarlos o enseñarles ciertas cosas. Si reprimes a tu can por algo que ha hecho hace media hora, le será imposible asociar tu mal humor al acto realizado y solo se sentirá atacado sin fundamento.

Tal y como indican fuentes etológicas profesionales, los perros aprenden mediante 2 variantes:

  1. Condicionamiento clásico: ocurre cuando el perro asocia involuntariamente 2 estímulos. El aprendizaje no es racional y obedece a la parte más instintiva del can. Por ejemplo, si huele una comida mientras suena una campana suficientes veces, comenzará a salivar de forma involuntaria en cuanto escuche el sonido de la campana (por asociarlo a la comida).
  2. Condicionamiento operante: en este caso, el can asocia voluntariamente un acto a una consecuencia. Por ejemplo, entenderá que la palabra “sienta”, seguida del acto de apoyar sus cuartos traseros, se acompaña de un premio si esto ocurre suficientes veces. Existe un antecedente (el comando), un comportamiento (sentarse) y una consecuencia (el premio).

El condicionamiento operante puede tener 2 desenlaces concretos: uno positivo y uno negativo. Como veremos a continuación, reforzar las conductas del perro mediante el primero es siempre una mejor opción.

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Tipos de castigo a evitar

Hay castigos negativos (llamémoslos así) que hay que evitar a toda costa, pues no solo no lograrán mejorar los comportamientos que queremos, sino que además pueden perjudicar en forma física y mental a tu perro. Los más comunes son los siguientes:

  • El castigo físico: no está de más volver a decir que castigar físicamente a un perro es una manera de maltrato y no hará nada más que dañar al animal y hacer que te tenga miedo. Por otro lado, el can puede acostumbrarse a este tipo de castigo y cada vez entender menos por qué lo haces. Otra opción es que él responda con violencia y acabe dañando al tutor de gravedad.
  • El castigo verbal: gritar o insultar a tu perro no hará que obedezca. Recuerda que él no habla tu idioma y que no te atenderá mejor porque le grites más fuerte. Eso sí, se asustará por el tono de tu voz y perderás la confianza que ha depositado en ti.
  • Encierro: encerrar a un perro en una habitación solo cuando hace algo mal no mejorará mucho la situación. El animalito no entenderá por qué lo haces y solo llorará, haciendo crecer su ansiedad y preocupación. El efecto es el mismo si lo sacas a la terraza y no lo dejas pasar, se sentirá encerrado.
  • Castigo retardado: cualquiera de estas reprimendas carecen de sentido, pero más aún si las aplicas un rato después de que el perro haya realizado su mala acción. No va a recordar el acto malo ni lo va a asociar a tu regañina, así que solo se sentirá amenazado y confundido.

El castigo negativo no consigue nada positivo, y lo que es más, el perro se puede acostumbrar a él creyendo que su forma de vivir es normal y no aprender nunca ninguna lección. Además, se romperá el vínculo que hayas establecido con él, pues siempre relacionará tu presencia con algo negativo. Ahora bien, hay otro tipo de “castigo” que enseñará lecciones a tu perro que nunca se le olvidarán.

El refuerzo positivo, el castigo perfecto

Una mamá inventó un método llamado el bolígrafo verde. Cansada de ver que por más que señalara con un bolígrafo rojo los errores que su hija cometía en las tareas sin tener resultados, decidió usar un bolígrafo verde para marcar lo que hacía bien. Cuantas más marcas verdes tuviera, mejor lo haría, ¡y funcionó!

Aunque la metáfora sea bastante básica, nos sirve para introducir al llamado refuerzo positivo: premiar lo que se hace bien en vez de castigar lo que se hace mal. Pongamos un ejemplo en las siguientes líneas.

Si quieres que tu perro aprenda un comando de voz como la orden “ven“, lo más lógico será que al principio de 10 veces que lo llames venga una. Si te enfadas las otras nueve veces y restas valor la única vez que lo hizo, el can no le verá sentido a obedecer. Sin embargo, premiando las buenas acciones, por pocas que sean, incentivarás a tu animal a ser obediente y todo será más fácil.

niño rescata perros de la calle

Claves para llevar el refuerzo positivo a cabo

Aunque la premisa de esta metodología parezca sencilla, hay que tener ciertos puntos claves en cuenta en todo momento. Destacamos los siguientes, pero existen muchas apreciaciones más:

  • El tiempo lo es todo: la recompensa debe llegar segundos después de la acción positiva realizada por el perro, ya sea defecar en el lugar indicado, seguir un comando o hacer caso al tutor en cualquiera de sus formas. Debido a su corta memoria, es necesario no dejar pasar el tiempo con el fin de que se produzca la asociación.
  • Mantén las directrices cortas: un perro nunca entenderá una frase entera del estilo de “Tobby, quiero que te sientes y te daré un premio”. Reduce la vocalización a “sienta” y dale la chuchería cuando lo haga. Cuanto más simple, mejor.
  • Sé consistente contigo mismo y con tu familia: es necesario acordar las órdenes y los refuerzos dentro del núcleo familiar humano. Si la metodología varía entre miembros, el can se confundirá.
  • No desesperes: si te enfadas con el can cuando no realice la asociación positiva una de cada 10 veces, recordará el escarmiento y perderás el camino ya andado.

Por otro lado, procura no utilizar el refuerzo positivo de manera involuntaria. Si por ejemplo dejas a tu can salir al patio cada vez que se pone a ladrar, le estarás recompensando (salida al exterior) por un acto negativo (montar barullo). Ten mucho cuidado, ya que a veces son los propios tutores los que generan comportamientos tóxicos en sus canes. 

¿Cómo establecer una reprimenda?

Ahora bien, hay ocasiones en que debemos regañar a nuestro perro, ¿cómo hacerlo? La respuesta es sencilla: de forma verbal y con un tono de voz firme, pero no rudo. Mirándolo a los ojos y sujetándolo por el cuello suavemente para que no se vaya mientras le hablamos. No lo alargues demasiado, debe ser algo breve.

De todas maneras, lo ideal es aplicar una reprimenda leve (gritar “no”, dar una palmada al aire o llevar a cabo un comando) antes de que el comportamiento tenga lugar o justo cuando empieza, pero nunca después. Tal y como indican portales veterinarios, parar el acto negativo siempre será mucho mejor que castigarlo una vez ya ha sucedido.

Si no puedes castigar a tu perro un tiempo después del mal acto, la única opción es supervisarlo e intentar que se produzca la asociación cuando tú estés presente. En caso de que nada de lo citado funcione, no tengas miedo en buscar ayuda profesional por parte de un etólogo canino.

El único castigo posible tiene que estar cercano en el tiempo al acto no deseado. De lo contrario, no habrá asociación alguna por parte del animal. 

¿Por qué mi perro no se deja tocar?

Educar a un perro desde los primeros meses de vida es esencial para que este tenga un comportamiento excelente a lo largo de sus años a tu lado. Enseñarle con amor a través del refuerzo positivo basado en la constancia, la perseverancia y la paciencia es sin duda el mejor modo de educar a un can y evitar castigarlo en el futuro.

Son muchos los mitos que hay sobre cómo enseñar a un perro a no romper cosas, a no orinarse en la casa o cualquier otro asunto, pero recuerda algo: cualquier conducta que cause miedo a tu animal no lo ayudará a mejorar ni a que te quiera más sino todo lo contrario.


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