Codornices y perdices: una familia numerosa y muy variada

No siempre los parientes de un determinado animal forman parte de la misma familia evolutiva. Solo con que compartan una serie de características comunes ya se los considera «familia».
Codornices y perdices: una familia numerosa y muy variada
Érica Terrón González

Escrito y verificado por la veterinaria Érica Terrón González.

Última actualización: 03 noviembre, 2020

Las codornices y perdices pertenecen a la familia de los faisánidos (Phasianidae), donde también se encuentran las gallinas, los pavos o los faisanes. Son, por lo general, aves de alas cortas en relación al cuerpo, por lo que no vuelan bien. Tienen una alimentación granívora —es decir, son consumidoras de semillas— y la complementan con insectos.

Existen muchísimos miembros en la familia de las codornices y las perdices, más de 177 especies. De hecho, algunos de sus parientes ni si quiera pertenecen a la familia como tal. ¿Quieres averiguar a qué nos referimos? Pues continua leyendo.

Codornices y perdices, una familia numerosa

En primer lugar, hablaremos de las principales protagonistas de esta familia, las propias codornices y perdices.

El género Coturnix

Si bien no todas las codornices entran en este género, es el que se utiliza para dar nombre a este grupo de aves. Es el caso de la codorniz común (Coturnix coturnix), pequeña y rechoncha aunque con alas largas, al contrario que el resto de sus parientes.

Esto le permite volar largas distancias y adaptarse a una vida nómada y migratoria. Su plumaje es pardo con vetas ocres y negras, lo que hace a estas aves casi imperceptibles sobre el terreno.

Cuando los miembros de una bandada están dispersos, por la razón que sea, un simple silbido de uno de ellos los congrega de inmediato.

Codornices y perdices comunes.

La codorniz cotuí

Colinus virginianus es uno de los ejemplos de codorniz fuera del género Coturnix. Esto se debe a que pertenece a otra familia —la de los odontofóridos— diferente a la de los faisánidos. Esta familia recoge a las codornices del Nuevo Mundo, con el mismo nombre, pese a no estar emparentadas con las codornices del Viejo mundo.

Este ave es conocida como codorniz de cabeza blanca o colín de Virginia y es originaria del este de las montañas Rocosas. La Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN) considera a la especie como casi amenazada. Esto se debe al aprecio de su carne por parte de los cazadores, como sucede con la mayoría de sus parientes.

Una codorniz bebe agua.

La codorniz de California

Callipepla californica vive en parques urbanos y en los bordes de las praderas y las regiones desérticas. No extraña su disparidad de hábitats, pues esta especie se halla en cualquier parte donde encuentra un espacio abierto, resguardo y alimento. Las bandadas de estas aves constan de hasta 60 individuos, que se congregan de noche en las ramas de los árboles.

La codorniz de california sobre fondo blanco.

El género Perdix

De nuevo, se trata de un género que da nombre a las perdices, pero que ni mucho menos las engloba a todas. Sí que incluye a la perdiz pardilla o gris (Perdix perdix), nativa de Europa y Asia occidental.

Este animal vive en monte bajo, entre matorrales y rastrojos. Debido a esto, su plumaje se ha ido transformando para adaptarse a estos colores y así poder camuflarse ante el peligro. Su grito —más parecido a un chirrido— es característico y es lo que se imita para la caza con reclamo.

Una perdiz gris en el campo.

La perdiz roja

Entre las múltiples especies de perdices del Viejo Mundo, la perdiz roja (Alectoris rufa) es una de las más abundantes en los países mediterráneos. Para variar, está fuera del género Perdix, pese a haber adquirido el nombre común de «perdiz».

Esto es debido a sus abundantes semejanzas con su prima — la perdiz pardilla—, con la cual es posible incluso confundirla, al menos a distancia, hasta que se ven sus flancos teñidos de castaño, blanco y negro.

Además es mucho más inquieta que su pariente, algo que se aprecia cuando se asusta: la bandada se desparrama en lugar de permanecer unida como haría la pardilla.

Este animal corre con más rapidez y sus bandadas son menos compactas que las de la perdiz pardilla. Si bien sus hábitats se parecen, la perdiz roja prefiere los lugares secos, arenosos, pedregosos o calizos. Por otro lado, cuando pone sus huevos en el nido, la perdiz roja los deja descubiertos, mientras que la pardilla los cubre con paja.

Perdices bebiendo agua.

La perdiz nival

Lagopus muta destaca por presentar un plumaje diferente en verano —castaño— y en invierno —blanco—. Así, estas aves pasan inadvertidas sobre el fondo arbolado o sobre la nieve, según la estación. Viven en tundras, páramos y regiones alpinas del hemisferio norte.

Este animal soporta climas muy extremos, pues es capaz incluso de sobrevivir a 60 grados bajo cero. Esta adaptación es posible gracias a que estas aves son capaces de excavar su madriguera en la nieve y a que tienen las patas cubiertas de un espeso plumaje.

Perdices y codornices nivales.

Francolines: lo más grandes de la familia de las codornices y perdices

El género Francolinus está formado por otras aves, esta vez pertenecientes a la familia de los faisánidos. De hecho, figuran entre los parientes de mayor tamaño del grupo. Estas aves habitan entornos boscosos o cubiertos de maleza, nunca en llanuras áridas, como lo harían otros pájaros de su familia.

Para alimentarse, estos animales escarban el suelo —igual que lo haría una gallina doméstica— retirando hojas, hierbas y tierra con sus fuertes garras. De esta manera, son capaces de acceder a insectos y lombrices, los cuales constituyen el grueso de su dieta. Les gustan sobre todo las hormigas y las termitas, pero también comen escarabajos y arañas, junto con semillas y frutos.

Francolines, perdices y codornices.

Como hemos podido ver, las codornices y las perdices comparten ciertas características —a pesar de encontrarse en familias diferentes en algunos casos—. Aún así, cada una de estas aves presenta sus propios hábitos y peculiaridades únicos de su especie.


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