Cómo refrescar a tu caballo en verano

La elasticidad de la piel o el color de las mucosas y la orina pueden reflejar el grado de hidratación del animal
Cómo refrescar a tu caballo en verano
Paloma de los Milagros

Escrito y verificado por la bióloga Paloma de los Milagros.

Última actualización: 09 febrero, 2022

La temperatura corporal de los equinos aumenta mucho más rápido que la de otros animales, de ahí su mayor sensibilidad a las altas temperaturas. Aprender a refrescar a tu caballo es clave para evitar futuras dolencias.

Los golpes de calor estivales son una realidad que afecta a la mayor parte de los seres vivos. Como norma general, los caballos deben mantener una temperatura corporal de entre 37 y 38 grados, pues alcanzar los 40,5 o los 41 grados puede poner en riesgo su salud e incluso provocarles la muerte.

A continuación, una serie de medidas preventivas para combatir la deshidratación del animal:

  • Aumentar la ventilación del establo. Es fundamental que haya una renovación del aire interno a través de suaves corrientes de aire. Abrir ventanas y puertas no solo es importante para mantener concentraciones de oxígeno adecuadas, sino que también disminuye la concentración de olores fecales que tienden a magnificarse con las altas temperaturas.
  • La aireación de la cuadra debe complementarse con la limpieza exhaustiva de esta y la instalación de mosquiteras u otro tipo de mecanismos que disminuyan posibles plagas de insectos.
  • Aumentar la dosis directa de agua es sin duda el aspecto clave a la hora de refrescar a tu caballo. El animal debe contar con agua limpia y fresca de forma continua. Además de revisar que el volumen de líquido sea suficiente, hay que cerciorarse de que los bebederos estén limpios, pues muchas enfermedades ganaderas se deben a una inadecuada desinfección.
Caballo bebiendo agua
  • Favorecer la hidratación indirecta. A pesar de contar con una fuente de agua permanente, puede que el animal no beba lo suficiente. Humedecer el heno, o incluso pedir asesoramiento veterinario sobre suplementos que ayuden a frenar la posible pérdida de sales, puede resultar muy útil.
  • Incrementar la frecuencia de los baños. Al igual que ocurre con las personas, muchas veces la mejor mejor manera de refrescar a tu caballo es por medio de duchas frescas. Para que el contraste de temperaturas no sea muy acusado se deberá avanzar progresivamente desde las extremidades hasta el dorso, ya sea con una manguera o con una esponja humedecida.
  • Empleo de insecticidas. Aparte de las ya mencionadas mosquiteras es necesario usar repelentes de insectos y parásitos. Desde el comienzo de la floración primaveral hasta finales del verano, el aumento de estos organismos puede causar graves dolencias al equino; el ejemplo más común es la denominada dermatitis estival.
  • Programar las salidas del establo. Los paseos por el campo o el ejercicio deben posponerse para las horas más frescas del día. Además, conviene que haya árboles o espacios que permitan el refugio del animal, si es posible, con una fuente de agua adicional.
Caballos hidratándose
  • Comprobar el grado de deshidratación del animal. La elasticidad cutánea es síntoma, entre otras cosas, de unos niveles de agua adecuados. Para ello se puede pellizcar suavemente una sección del cuello o dorso y ver si se recupera la forma inicial tras soltarla. También es efectivo comprobar el buen estado de las mucosas (rosas) y tonalidades de orina claras.
  • Verificar la capacidad de recuperación del animal a través de sus constantes vitales. Ya sea después de la práctica de ejercicio, o tras una ducha para disminuir su temperatura corporal, conviene cerciorase de que las pulsaciones y la respiración se mantienen a un ritmo adecuado.

Entre los animales de granja, los caballos son unos de los que más cuidados requieren. Durante los meses estivales son especialmente sensibles y, por ello, garantizarles una adecuada hidratación interna y externa resulta vital.


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