La danza de las abejas

La danza de las abejas es la manera que tienen estos insectos de localizar el alimento y comunicárselo a sus compañeras.
La danza de las abejas
Miguel Mata Gallego

Escrito y verificado por el biólogo Miguel Mata Gallego.

Última actualización: 11 septiembre, 2020

La manera en la que las abejas de la miel localizan el alimento es una cuestión que ha intrigado a los naturalistas desde hace siglos, pues la comunicación entre muchos animales aún continúa siendo un secreto para los etólogos.

Hace relativamente poco se descubrió la danza de las abejas, un complejo sistema de comunicación mediante movimientos del cuerpo. Sigue leyendo para saber más acerca de este curioso y sofisticado comportamiento.

La danza de las abejas: el lenguaje secreto

Las abejas de la miel (Apis mellifera) son insectos con una compleja estructura social. Al vivir en colmenas, se alimentan del néctar de las flores que hay en la naturaleza, por lo que cumplen un papel clave en la polinización de los ecosistemas y el mantenimiento de la flora.

Conocemos como «danza de las abejas» a un complejo sistema de comunicación que tienen las abejas obreras para transmitir al resto del panal la dirección y distancia de las flores que encuentran en su búsqueda. Esto se consigue mediante una serie de movimientos y «meneos» del cuerpo.

La danza en sí está basada en dos principios: angulación y duración. La angulación nos indica la dirección del alimento respecto del sol y la duración de la danza la distancia. En el siguiente apartado revisaremos estos conceptos.

Un dibujo de una abeja.

Tipos de danza de las abejas

A grandes rasgos, existen dos tipos de danza de las abejas: una danza redonda y la danza con meneo. Cuando una fuente de alimento está a menos de 50 metros de la obrera , esta realiza una danza redonda. En ella, la duración de la misma indica la distancia a la fuente de alimento, pero sin especificar la dirección.

La Danza con meneo tiene lugar cuando la abeja ha encontrado la fuente de alimento a más de 150 metros. La obrera que la realiza vuela en línea recta, regresa en un semicírculo al punto de partida, para después realizar un movimiento opuesto y simétrico.

Mientras hace el movimiento central, el cuerpo de la abeja practica un «meneo» de lado a lado. Al mismo tiempo, emite un sonido de baja frecuencia. La distancia del momento del meneo es el indicativo aproximado de la distancia de las flores.

El ángulo marca la dirección

Como hemos podido ver, la representación de la distancia a la que se encuentran las flores es bastante sencilla. Sin embargo, entender cómo las abejas comunican la dirección en la que está el alimento es algo más complejo.

Las abejas utilizan el panal a modo de mapa, para representar los alrededores de la colmena. El ángulo que adopta la abeja con relación a la vertical del panal es la clave. Si la abeja quiere indicar que las flores están en la dirección del sol, realizará la parte del meneo en dirección al techo del panal y viceversa.

Si la dirección es un ángulo concreto, pongamos 60 grados al oeste del Sol, la abeja hará ese ángulo con respecto a la vertical. Así, estos insectos alados conocen la dirección de sus fuentes de alimento con una danza relativamente compleja.

Una investigación paciente e interrumpida

Este sistema fue descubierto por el etólogo austriaco Karl Von Frisch, un reputado investigador de estos insectos que empezó a trabajar en los años treinta. Sin embargo, tras el ascenso al poder en Alemania del partido nazi, fue apartado de sus resposabilidades por tener antepasados judíos.

Aún así, debido a una terrible plaga sobre las colmenas en Baviera, fue llamado para tratar de atajarla, por lo que pudo continuar sus investigaciones. Al final, tras arduos esfuerzos, consiguió demostrar este mecanismo, lo cual le valió el premio nobel de Fisiología en 1973.

¿Podemos comunicarnos con las abejas?

Ahora que hemos conocido cómo funciona la danza de las abejas, podemos explorar algunas posibilidades que se abren. Una de ellas es la de comunicarnos con las abejas de la miel, es decir, imitar su baile para saber si serían capaces de interpretarlo correctamente.

Un grupo de investigadores de la universidad de Harvard empezó a trabajar con RoboBee, un pequeño robot con forma de insecto.

Este ingenio es muy útil para la toma de datos ambientales gracias a su pequeño tamaño y su versatilidad y en esta ocasión fue utilizado para analizar el comportamiento animal. RoboBee fue introducido en una colmena y tras ello imitó la conocida danza.

Un ejemplo de la danza de las abejas.
La danza de las abejas esquematizada.

Como los investigadores esperaban, un grupo de abejas apareció justo en el lugar que indicaba la danza. En definitiva, como podemos ver, la tecnología nos permite aprender mucho más de los animales, e incluso llegar a comunicarnos con ellos.

 


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