El mal olor de las mascotas: ¿cómo tratarlo?

¿Cuándo preocuparse por el mal olor de las mascotas? Si el olor no se puede eliminar con un buen baño, puede haber un problema de salud subyacente. La consulta con tu veterinario es la clave para llegar a la raíz del problema.
El mal olor de las mascotas: ¿cómo tratarlo?
Luz Eduviges Thomas-Romero

Escrito y verificado por la bioquímica Luz Eduviges Thomas-Romero.

Última actualización: 08 febrero, 2022

Antes de tratar el tema del mal olor de las mascotas, es importante entender que en la naturaleza, la esencia corporal tiene un propósito. De hecho, los olores resultan primordiales en el reconocimiento de las especies, la selección de pareja y la interacción social. Por tanto, debemos hacer un esfuerzo en interpretar la importancia del olor corporal de las mascotas.

Muy frecuentemente, los tutores insisten en tener una mascota con olor agradable o, en el peor de los casos, una mascota sin olor. Una cuestión que puede ir más allá de lo razonable. Ahora bien, resulta muy importante determinar si el olor de las mascotas es un indicio de una enfermedad o si cae en el ámbito de lo normal.

Es necesario que los tutores seamos atentos y observadores, ya que, por ejemplo, la presencia de un olor muy desagradable o inusual de un gato es casi siempre una señal de que algo anda mal.

Cuando el tutor detecta un mal olor de las mascotas, pero el veterinario no

Esta circunstancia se observa más frecuentemente en perros que en gatos. Puede ocurrir que en una mascota sin evidencia física de enfermedad, el veterinario no detecte olores inusuales. En estos casos, puede recomendar el uso de un champú adaptado a la piel de la mascota, con aroma agradable.

Es importante señalar que otro escenario común en consulta es la queja de un olor desagradable que aparece “de vez en cuando”. Por lo general, los tutores describirán un olor almizclado, como “a pescado”, que ocasionalmente emana de su mascota. En esta situación, la secreción del saco anal es la culpable más probable.

El olor de las mascotas es muy importante para la convivencia.

¿Qué son estos sacos anales?

Debemos tener presente que los gatos y los perros tienen dos glándulas pequeñas en forma de saco justo dentro del ano, que producen una secreción de olor fuerte. Normalmente, estos sacos se vacían al defecar. La secreción parece contribuir al marcaje del territorio que efectúan los animales carnívoros.

Puede suceder, ocasionalmente, que esta secreción se acumule hasta que los sacos se llenan. Como consecuencia, los sacos pueden vaciar su contenido en el pelaje o en el entorno inmediato, especialmente si el animal se asusta o excita.

Es un suceso natural, por lo que la expresión ocasional de los sacos anales no es motivo de preocupación. Sin embargo, otras enfermedades del saco anal, como los abscesos o los tumores, son claramente una preocupación y pueden provocar un olor constante.

Cuando el mal olor de las mascotas obedece a un foco o causa obvia

En este caso, el veterinario debe poder decir de inmediato cuál es la causa del olor. Puede tratarse de orina, heces, mal aliento o haber sido rociado por una mofeta. Lo que sucede a continuación puede variar, desde pruebas de laboratorio a simples recomendaciones sobre cómo eliminar el olor a zorrillo.

Una vez dilucidado el problema, se establecerá el tratamiento apropiado. Comúnmente, la mala salud dental es la causa más común de mal olor obvio en las mascotas. La enfermedad dental, el cáncer oral y la insuficiencia renal son las causas más comunes de mal aliento que se observan en las consultas veterinarias.

Cuando una enfermedad sistémica es la causa del mal olor

Tengamos presente que la orina y las heces son fuentes comunes de olor en los animales. Es habitual que las mascotas que sufren dolor descuiden su acicalamiento y sus hábitos sanitarios. En este escenario, es común que los animales puedan ensuciarse debido a una incontinencia urinaria o fecal.

En ocasiones, la mascota no puede eliminarlo del pelaje debido a la incapacidad de arreglarse adecuadamente. Puede suceder, por ejemplo, que un gato no pueda acicalar su región anal y genital debido a la obesidad. La artritis es otro motivo de dificultad para arreglarse.

En algunos casos, los gatos desarrollan un olor desagradable porque simplemente han dejado de acicalarse, lo que resulta en un pelaje grasiento y enmarañado. Esto debería ser una señal de advertencia para tutores y veterinarios de que puede estar presente una enfermedad sistémica, como diabetes o hipertiroidismo.

El mal olor de las mascotas asociado a trastornos cutáneos

Aunque muchas enfermedades de la piel son obvias, otras requieren de la examinación del veterinario. Los trastornos cutáneos son las causas más comunes de olores desagradables en los perros. Afortunadamente, las enfermedades cutáneas malolientes son mucho menos comunes en los gatos.

Hablamos de infecciones bacterianas y por hongos en la piel y los oídos caninos, pues este tipo de infecciones se observan con menos frecuencia en los gatos. Pero, cuando están presentes, rara vez producen olores tan ofensivos como los que se observan en los perros.

Sin embargo, no es una regla infalible. Algunos gatos tienen orejas terriblemente infectadas, que literalmente puede oler a través de la habitación, mientras que otros escapan a la detección hasta que besas al gato en la cabeza o te acurrucas cerca de él y el olor se hace evidente.

La seborrea (alteración de las glándulas sebáceas) es otra causa común de mal olor en perros. También, los gatos con enfermedades autoinmunes, en las que el sistema inmunitario ataca la piel del felino, pueden tener un olor desagradable.

Un gato bajo una manta.

Como puedes ver, la presencia de un olor inusual u ofensivo podría ser una señal de advertencia de problemas de salud en tu mascota. Por supuesto, ya sea un problema bucal, una enfermedad sistémica o un trastorno de la piel, es necesaria una visita al veterinario.


Todas las fuentes citadas fueron revisadas a profundidad por nuestro equipo, para asegurar su calidad, confiabilidad, vigencia y validez. La bibliografía de este artículo fue considerada confiable y de precisión académica o científica.


  • Wojciechowska, J. I., & Hewson, C. J. (2005). Quality-of-life assessment in pet dogs. Journal of the American Veterinary Medical Association226(5), 722-728. https://doi.org/10.2460/javma.2005.226.722
  • Van Duijkeren, E. (1995). Disease conditions of canine anal sacs. Journal of Small Animal Practice, 36(1), 12-16.
  • Power, E. (2008). Furry families: making a human–dog family through home. Social & Cultural Geography9(5), 535-555.

Este texto se ofrece únicamente con propósitos informativos y no reemplaza la consulta con un profesional. Ante dudas, consulta a tu especialista.