El niala: hábitat y alimentación
Entre la amplia familia de los antílopes, el niala es uno de los más conocidos y peculiares. Las diferencias físicas entre los machos y las hembras de esta especie son enormes, y a primera vista nunca pensarías que se trata del mismo animal.
Entran dentro del grupo de los antílopes medios-grandes: no es tan grande como el gran kudú, pero sí es más corpulento que el antílope jeroglífico. Estéticamente, el macho es imponente y elegante, con un pelaje color pizarra y unos largos y rectos cuernos que pueden superar los 80 centímetros de longitud, una herramienta que hace que los depredadores se lo piensen dos veces antes de atacar.
La hembra del niala, por su parte, es de aspecto fino y color marrón rojizo, no tiene cuernos y es de un tamaño muy inferior al del macho. Lo que sí comparten ambos son unas rayas verticales en color blanco que cruzan su cuerpo, algo que les diferencia de otros tipos de antílopes.
El pelo del niala macho es muy característico, ya que que le cubre la parte superior del lomo y toda la parte baja. Esta peculiaridad no la tiene la hembra, por lo que pasa mucho más desapercibida. Otra evidencia de las diferencias físicas entre los miembros de diferente géneros es la diferencia de peso, ya que el macho llega hasta los 140 kilogramos, mientras que la hembra se queda en unos 80 kilos.
Hábitat del niala
La parte sur del continente africano es su hogar principal, con una clara preferencia por las zonas boscosas poco frondosas o zonas de arbusto, bajo donde puede pastar. También se puede ver por zonas abiertas, ya que es un tipo de antílope muy activo durante el día y recorre grandes extensiones de terreno en busca de los mejores pastos.
Como todos los antílopes, el niala no suele alejarse demasiado de una fuente de agua, ya sea un río o un pequeño estanque en el que poder hidratarse y refrescarse del intenso sol. Para descansar prefieren zonas sombrías y protegidas, desde donde puedan vigilar a sus depredadores.
En la zona sur de Mozambique y Zimbabwe se pueden encontrar ejemplares en libertad de esta escurridiza especie, pero donde más población hay en la actualidad es en el norte de Sudáfrica. Los trabajos por reintroducir la especie en otros territorios están siendo más lentos de lo que se creía, aunque sí están consiguiendo la estabilidad poblacional esperada.
Alimentación
Como buen vegetariano que es, el niala no dista del tipo de alimentación que tiene cualquier antílope, por lo que es forofo de los brotes, hojas, flores o incluso pequeñas ramas verdes.
Les encantan los matorrales y árboles bajos como las acacias y la salvadora, pero cuando más disfrutan de la comida es las épocas de lluvias, ya que traen pastos verdes y tiernos. En estas épocas salen de las zonas boscosas para pastar en los enormes territorios verdes, lo que les hace mucho más vulnerables a los ataques de los depredadores; el que algo quiere, algo le cuesta…
En primavera y otoño, que son las épocas con mejor pasto, los nialas aprovechan para la reproducción, ya que la enorme cantidad de alimento favorece la gestación. Una vez pasados 220 días desde la fecundación, la hembra dará a luz a una sola cría que será protegida por su madre durante los primeros meses de vida.
En la actualidad, el niala no es una especie amenazada, aunque en el pasado la caza furtiva y la pérdida de su hábitat le llevará a una situación peligrosa. La cornamenta de los machos está muy cotizada en el mundo de la caza y, aunque se siguen cazando, ahora está totalmente regulada y controlada la actividad.
Al no coincidir su hábitat con zonas de explotación agrícola, el futuro de esta especie está garantizado. Y son varias las reservas naturales en las que se pueden avistar en total libertad.
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