El tití leoncito: entre amenazas y benefactores

El tití leoncito ha sufrido un cúmulo de factores que le han llevado casi a la extinción. Sin embargo, la acción conjunta de sociedades conservacionistas le brinda esperanzas de supervivencia.
El tití leoncito: entre amenazas y benefactores
Luz Eduviges Thomas-Romero

Escrito y verificado por la bioquímica Luz Eduviges Thomas-Romero.

Última actualización: 03 septiembre, 2020

El tití leoncito (Leontopithecus rosalia) es una especie de primate de la familia Callitrichidae nativo de Brasil. El nombre de «león» proviene de su abundante y sedosa melena, mientras que su rostro carece de pelo.

Los titís se distinguen de los otros monos del Nuevo Mundo por su pequeño tamaño. En la edad adulta, este pequeño primate puede pesar medio kilogramo y medir 40 centímetros.

¿Dónde habita el tití leoncito?

Naturalmente habita la selva tropical estacional de tierras bajas, en el litoral de Brasil. Allí el clima es extremadamente húmedo, pues el promedio de precipitación es de alrededor de 1 500 milímetros al año. El tití leoncito ocupa un estrato del bosque ente los 10 a 30 metros del suelo.

Además, necesita y busca zonas de bosque denso (dosel cerrado), con abundancia de plantas trepadoras y una alta densidad de fruta. Estos primates duermen en los agujeros de los árboles para protegerse de los depredadores.

Progresivamente, el tití leoncito ha perdido entre el 95 al 98 % de su hábitat original. Hoy, su área de distribución se limita a tres pequeñas áreas de la selva tropical en el sureste de Brasil:

  • La Reserva Biológica Poço das Antas.
  • La Reserva Biológica Fazenda União.
  • Tierras privadas a través del programa de reintroducción.

La especie de tití leoncito ha sido capaz de adaptarse, en cierta medida, a vivir en bosques degradados y secundarios. Sin embargo, su éxito depende de conseguir fuentes suficientes de alimento durante todo el año.

Un tití leoncito asustado sobre una rama.

Rasgos físicos distintivos del tití leoncito

Además de su sedosa melena dorada y su pequeño tamaño, el tití leoncito destaca por su cara desnuda de pelo, de apariencia plana y con fosas nasales muy separadas.

En cuanto al tamaño, esta especie no presenta  marcado dimorfismo sexual, su cuerpo está cubierto de cabello largo, de una coloración que va desde el dorado pálido hasta un rico dorado rojizo.

Una característica importante es que el tití leoncito tiene garras y no uñas planas. Las garras le permiten aferrarse a los lados de los troncos de los árboles.

Estas también facilitan que el mono pueda moverse en cuatro patas a lo largo de las ramas pequeñas, ya sea caminando, corriendo o saltando. Esto le da una locomoción más similar a las ardillas que a los primates.

La dieta y hábitos de alimentación

Esta criatura tiene una dieta diversa y omnívora que consiste en frutas, flores, néctar, exudados de plantas (encías) y presas, incluidas ranas, huevos de aves, caracoles, lagartos, arañas e insectos.

Gracias a sus dotados dedos, el tití leoncito puede extraer presas de las grietas y otros lugares recónditos, un comportamiento conocido como micromanipulación.

Así, debido a sus manos y dedos alargados, los insectos constituyen hasta el 10-15  % de su dieta. Estos animales llegan a recorrer grandes territorios (con un promedio de 123 hectáreas) para la recolección de recursos suficientes de alimentación.

La vida en sociedad

Los titís leoncitos son una especie social. En la naturaleza, se encuentran en grupos de dos a ocho individuos, a menudo compuestos por miembros de la familia.

Los grupos comprenden parejas reproductoras, crías de una o dos camadas y posiblemente otros parientes. Estas asociaciones suelen ser familias nucleares, pero también pueden estar compuestos por familias extensas.

Cabe señalar que estos primates son territoriales y defienden su área con marcas de olor y amenazas vocalizadas. Los grupos defienden rangos de hogar de 40 a más de 100 hectáreas. El área de estos rangos de hogar varía de acuerdo al tamaño del grupo.

Algunos signos de agresión del animal son la boca abierta, la espalda arqueada y la mirada fija. Usualmente,  los titís leoncito pasan buena parte del día en actividades de acicalamiento. Los juveniles juegan mucho, se persiguen y luchan.

Cuando hay más de un adulto reproductor en un grupo, uno suele ser dominante sobre los demás. Su supremacía se mantiene mediante un comportamiento agresivo.

La relación de dominio entre machos y hembras depende de la longevidad en el grupo. Un macho recién inmigrado estará subordinado a una mujer adulta residente.

La reproducción

Según estudios, se conoce que los titís leoncito son mayormente monógamos y se reproducen una o dos veces al año. En general, solamente se reproduce una hembra por grupo durante cada temporada de reproducción. Además, el cuidado de las jóvenes crías es cooperativo.

La gestación tiene una duración de 130 a 135 días. La edad de madurez sexual es de 18 meses para las hembras y de 24 meses para los machos. Al nacer, la cría es  peluda y presenta los ojos abiertos.

Esta se aferra a su madre durante las primeras semanas y a las nodrizas durante un período de 90 días. En algunos casos, se ha observado que un padre prefiere atender a una cría macho.

La intención de los programas en curso es fortalecer la población silvestre y mantener una población cautiva segura en los zoológicos de todo el mundo.

El tití leoncito es una especie en peligro de extinción

El rango de ocupación de individuos salvajes se limita a unos pocos lugares en el sureste de Brasil. Las amenazas a la población de tití león dorado incluyen la tala ilegal, la caza furtiva, la minería, la urbanización y desarrollo de infraestructura y la introducción de especies exóticas.

Recientemente, un censo promovido por asociaciones conservacionistas estimó en 3 200 los individuos que quedan en estado salvaje.

Esta cifra es considerada un éxito rotundo, pues en 1969 se estimó la población salvaje era de 150 individuos. Además, se reporta que actualmente existe una población cautiva de alrededor de 490 individuos distribuidas en 150 zoológicos.

La cara de un tití leoncito.

Aunque la tasa de supervivencia del tití reintroducido en la naturaleza ha sido alentadora, la destrucción del hábitat sin protección continúa. A pesar del progreso logrado, la UICN advierte que, ante la fragmentación extrema del hábitat, la población silvestre tiene poco potencial para una mayor expansión de la especie.


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