La Encefalitis del Oeste del Nilo: una enfermedad compartida

Cada vez es más común que las enfermedades que afectan a los animales perjudiquen a los humanos. Estos eventos se conocen como enfermedades compartidas o zoonosis.
La Encefalitis del Oeste del Nilo: una enfermedad compartida
Érica Terrón González

Escrito y verificado por la veterinaria Érica Terrón González.

Última actualización: 29 octubre, 2020

La Encefalitis del Oeste del Nilo es una enfermedad emergente en Norteamérica y Europa. Esto significa que todavía no se dispone de demasiadas medidas para hacerle frente y puede poner en riesgo la salud animal y humana. Además, se trata de una enfermedad compartida: una zoonosis que afecta a animales y humanos por igual.

Para algunos puede tratarse de una enfermedad recién descubierta de la que nunca habían oído hablar hasta este año, pero otras muchas personas sabrán que este virus lleva amenazando la salud de ciertas especies desde hace ya varios años.

Generalidades sobre la Encefalitis del Oeste del Nilo

El agente causal de esta enfermedad es el West Nile virus, es decir, el virus del Nilo Occidental. Se trata de un virus perteneciente a la familia Flaviviridae, originario del África subsahariana, donde es endémico.

Este virus infecta a los équidos, sobre todo a los caballos, que son el hospedador principal. El problema radica en que los humanos pueden aparecer como hospedadores accidentales y sufren los mismo síntomas.

Además, el virus también utiliza como reservorio natural a las aves, principalmente especies acuáticas migratorias. Comparte este rasgo con el mosquito Culex spp., que actúa como vector de la enfermedad.

Más allá de aves, caballos y humanos, se habla de otros hospedadores accidentales como gatos, perros, ovejas, cabras, ardillas o conejos, aunque con poca importancia relativa. En cualquier caso, se entiende el porqué se designa esta patología como una enfermedad compartida, ¿verdad?

Transmisión

El mosquito es el encargado de tomar el virus de un animal infectado y transmitírselo a otro susceptible mediante la picadura. De todas formas, este agente patógeno también puede propagarse por otros medios.

Por ejemplo, el virus puede transmitirse durante transfusiones sanguíneas y trasplantes procedentes de donantes infectados o durante la gestación y la lactancia, aunque sobre esto último aún no hay estudios que lo corroboren al 100 %.

En el caso del ser humano, se recomienda precaución adicional en el manejo de animales potencialmente infectados. Este puede ser el caso de una persona que se encuentre una de esas aves migratorias muerta durante un paseo por el campo. Mejor extremar las precauciones.

Una picadura de un mosquito.

Síntomas en los caballos, principal especie afectada por la Encefalitis del Oeste del Nilo

A la picadura del mosquito le siguen una serie de procesos que desencadenan la llegada del virus al sistema nervioso central. A continuación, el agente comienza a proliferar en las neuronas, lo que activa la respuesta inmune y produce la inflamación del tejido.

Esta inflamación se difunde por las distintas áreas del encéfalo y la médula espinal, evento que cursa con síntomas como los que te mostramos a continuación:

  • Fiebre, debilidad y depresión.
  • Anorexia.
  • Descoordinación y parálisis parcial de las extremidades.
  • Contracciones musculares involuntarias.
  • Cambios en el comportamiento —por ejemplo, movimientos en círculos sin ningún tipo de objetivo—.

¿ Las aves tienen síntomas?

No, lo habitual es que no los tengan. Las aves suelen sufrir lo que se llama una enfermedad inaparente, asintomática. Los córvidos son una excepción a esta regla, ya que en ellos sí que existe una elevada mortalidad asociada a la infección.

¿Qué sucede en el caso de los humanos?

Lo cierto es que es una enfermedad tan desconocida para el público porque la mayoría de las infecciones no causan ningún síntoma o, como mucho, síntomas leves como fiebre, dolor de cabeza y malestar general. Aún así, en el pequeño porcentaje de personas que cursan con signos graves, la enfermedad puede tener consecuencias fatales:

  • Aparecen las fiebres altas con dolores muy fuertes de cabeza, acompañados de fatiga y un sueño inexplicable.
  • Es habitual la rigidez del cuello, típica de la inflamación de las meninges —meningitis—.
  • Las personas sufren desorientación, temblores, espasmos, convulsiones, parálisis y coma. En los casos más graves, la enfermedad resulta mortal.

¿Existe tratamiento?

Desgraciadamente, no existe un tratamiento específico frente a este virus. Lo único posible es la administración de medicación para controlar los síntomas, con el fin de que el paciente —animal o humano— mejore.

A pesar de las malas noticias y gracias a los avances, en Estados Unidos y en Europa se están empezando a utilizar vacunas en los caballos. Sobre todo en las infecciones causadas por virus, la vacunación ha demostrado ser el mejor arma preventiva.

¿Qué se hace ante una zoonosis tan desconocida y sin posibilidades de tratamiento?

Como se suele decir: la prevención siempre es el mejor tratamiento. Para cumplir esto, lo principal es seguir estudiando la enfermedad. Solo así podremos anticiparnos a ella.

De momento, conocemos las especies que suelen actuar como reservorio natural del virus: las aves y los mosquitos. Por lo tanto, es necesario someter a unos y a otros a medidas de vigilancia epidemiológica:

  • Lo primero será analizar la situación del país. Si se encuentra en una zona de paso de aves migratorias, será más probable que alguna de ellas aparezca infectada. Por lo tanto, se deberán tomar muestras de aves en Centros de Recuperación de Fauna, zoológicos o en la naturaleza.
  • A la par que se vigilan las aves, se deben controlar los mosquitos transmisores, o al menos evitar la salida de los animales susceptibles —caballos— en las horas de mayor presencia de los mosquitos.
  • En caso de verificar la presencia del virus en las aves, se procederán a vigilar las poblaciones de équidos, que son los verdaderamente preocupantes.
Encefalits del Oeste del Nilo.

En el caso de los humanos, lo más sensato será mantener informada a la población sobre los riesgos existentes. Lo más importante de todo es facilitar una formación adecuada al personal sanitario para que, en caso de encontrarse con los síntomas, sepan reconocer al West Nile Virus.


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