Fibrosarcoma del gato: tratamiento y cuidados

El fibrosarcoma del gato debe ser tratado lo antes posible para aumentar las posibilidades de éxito en el tratamiento

Hay cierto tipo de dolencias que perjudican mucho más a unas especies de animales que a otras, y el fibrosarcoma del gato es, lamentablemente, una de las enfermedades a las que más miedo deben tener estos pequeños felinos.

Se trata, muy a groso modo, de un tumor que aparece en el tejido subcutáneo del animal y, aunque no se saben a ciencia cierta los motivos por los que los gatos son propensos a producirlo, lo cierto es que es una enfermedad grave a la que hay que enfrentarse utilizando remedios bastante agresivos para el animal.

Lo único que se ha conseguido demostrar es que en los felinos más jóvenes el fibrosarcoma del gato aparece por infecciones víricas, mientras que en los ejemplares adultos puede venir a raíz de suministrarles medicamentos o vacunas por vía intravenosa.

Aunque este sea uno de los principales causantes de la aparición de estas masas bajo la superficie de la piel de nuestro gato, siguen siendo recomendables porque el porcentaje de aparición es muy bajo en comparación con la resistencia potencial que consiguen los animales a través de una  vacuna rutinaria, por lo que no debemos tener miedo cuando sea necesario pinchar al animal.

Tratamiento del  fibrosarcoma del gato

Cuando encontramos un bulto bajo la piel de nuestra mascota no debemos esperar para ver la evolución de la dolencia u obviarlo porque al animal no le moleste, y es que por lo general no les afecta en su día a día. En todo caso, debemos acudir a un veterinario para que analice el caso en concreto y diagnostique el motivo de la aparición de ese bulto.

Si dejamos pasar una cosa así más de la cuenta puede llegar a ser demasiado tarde para el animal. En algunas ocasiones no tendría remedio, por lo que es muy importante que el bulto sea analizado lo antes posible.

El tratamiento que se utiliza a día de hoy con el fibrosarcoma del gato es la intervención quirúrgica para su extirpación. Se trata del método más rápido y efectivo que hay en la actualidad y el que mejores resultados logra.

Existen métodos alternativos como la electroquimioterapia y, aunque no da malos resultados, de momentos no está siendo utilizada por los profesionales. Además, con la extirpación apenas quedan secuelas al animal porque los tumores suelen encontrarse muy pegados a la piel, por lo que no se acercan a órganos vitales ni zonas donde una intervención quirúrgica pueda complicarse.

Cuidados

Siempre que el animal vaya a someterse a una vacuna, o se le administren medicamentos por vía intravenosa, se incrementan ligeramente las posibilidades de desarrollar el fibrosarcoma del gato. Y lo único que vamos a hacer es palpar al animal para detectar posibles bultos o masas subcutáneas, que sobre todo se van a desarrollar en las zonas donde se le suele tratar.

Como es una operación en la que puede que se haya tenido que extirpar tejido muscular que ha podido se afectado, el animal suele sufrir dolores considerables durante unos días, por lo que se les suele instaurar tratamiento antiinflamatorio y analgésico para aliviar ese dolor.

Si el animal ya ha sido operado, aparte de realizar las revisiones periódicas establecidas por el veterinario después de la operación, debemos palpar con cuidado las diferentes partes del cuerpo de nuestra mascota para buscar posibles tumores. El animal no nos va a dar ninguna pista sobre ellos porque apenas los nota, salvo que los tenga en zonas donde se suela apoyar y le molesten.

Una vez pasado el periodo de riesgo en el que el gato se recupera al 100 % de la operación, podrá hacer una vida normal. Es recomendable estar atentos a posibles nuevos tumores, ya que hay gatos que son mucho más propensos que otros a padecer este tipo de dolencias y pueden volver a formar algún otro tumor, aunque es algo muy poco habitual.