Infanticidio en el reino animal: ¿por qué sucede?

Por chocante que pueda resultarnos, el infanticidio es una práctica muy extendida en el reino animal. Aquí te explicamos por qué se produce y cuáles son sus beneficios.
Infanticidio en el reino animal: ¿por qué sucede?

Escrito por Samuel Sanchez

Última actualización: 08 julio, 2020

Además de fascinante, muchas veces el reino salvaje es cruel con sus integrantes. En la naturaleza, todo comportamiento animal se basa en la supervivencia el máximo tiempo posible para dar lugar al mayor número de descendientes. Para conseguir este éxito reproductor, los animales pueden recurrir a comportamientos verdaderamente escabrosos, como es el caso del infanticidio y el cainismo.

¿Conoces por qué se dan este tipo de comportamientos en el reino animal? ¿sabes que existen varias acepciones ante este término? Si te interesa la etología animal con todas sus consecuencias, te animamos a seguir leyendo.

Cuestión de eficacia evolutiva

En ecología evolutiva, se considera eficacia a la contribución de genes que hace un individuo a las siguientes generaciones de la especie en una población concreta. El parámetro que mejor indica esto es el el éxito reproductivo global (LRS), valor representativo de la tasa de fecundidad y el número de descendientes de un animal específico.

Como es natural, el motor vital de cada animal es dar lugar al mayor número de crías posibles para que su linaje se continúe en el tiempo. Aquí juega un papel esencial la selección sexual, una presión evolutiva que promueve caracteres llamativos en los machos y luchas por hembras, comportamientos basados en que sea el animal más sano y fuerte el que consiga reproducirse. Pero ¿como se asocia todo esto con el infanticidio?

Una manada de leones con crías.

Infanticidio en el reino animal: ¿por qué sucede?

El infanticidio se define como una acción que causa la muerte de un infante de forma intencionada. Esta práctica completamente aberrante en la cultura humana es muy corriente en el mundo animal y adopta distintas formas. Aunque la forma más común sea la de un macho adulto poniendo fin a la vida de las crías de otro progenitor, a veces puede suceder dentro de una misma familia, incluso con conductas caníbales.

Uno de los casos más documentados de todo este escabroso tema es el de los leones, donde los machos que toman el control de una manada pueden matar a todos los cachorros que no sean suyos. Un artículo de la revista Science nos revela que al matar a crías ajenas, los machos consiguen que las hembras sean fértiles en un periodo de tiempo menor. 

Vamos más allá, pues en el mismo estudio se compararon más de 260 especies de mamíferos y en su mayoría todas ellas tenían dos cosas en común:

  • El infanticidio por parte de los machos se da únicamente en especies en las que las hembras se reproducen todo el año y no de forma estacional.
  • Este comportamiento se da sobre todo en especies donde un macho se reproduce con varias hembras (poligamia).

Así pues, esta monstruosa práctica no parece responder a otra cosa que no sea una cuestión de beneficios biológicos. Un macho no gana nada matando las crías de una hembra cuando esta solo se reproduce una vez al año, pues esto no hará que esté receptiva antes y además gastará energía persiguiendo a la cría y reducirá el tamaño de la manada sin sentido.

Un remedio efectivo

Algunas especies de animales optan por una estrategia evolutiva que contrarresta a la perfección al infanticidio: la poliandria. Este término se define como un tipo de relación en el que las hembras se reproducen con múltiples machos en un episodio reproductor.

En estos casos, los machos no pueden estar seguros de si las crías son suyas o no. Por ello, eligen no matarlas y en muchos casos incluso les otorgan cuidados y protección, aunque existe la posibilidad de que la descendencia no sea suya.

Cainismo: un caso especial

No podemos terminar sin nombrar el cainismo, suceso que se define como la eliminación por parte de un ser vivo de uno de sus hermanos o más. Este comportamiento se da sobre todo en aves, donde uno de los hermanos mayores acaba con la vida del más débil dentro del nido.

A veces, los padres permanecen impasibles ante este tipo de conductas (como es el caso del águila real), y en otras especies el cainismo solo se produce cuando los progenitores han abandonado el nido.

Nuevamente, estamos ante una estrategia basada en un beneficio directo en la supervivencia del más fuerte. Al eliminar a su hermano más débil, el fuerte acaparará más comida, más atención paterna y más cuidados. Por ello, tendrá unas posibilidades de supervivencia mucho más altas que si compartiera los beneficios con su hermano.

Una águila real adulta y una cría.

Cuestión de beneficios objetivos

Como hemos podido ver, este tipo de conductas están exentas de moralidad y crueldad en el mundo animal. Todo sucede como un mero intercambio energético: “si este acto aumenta mi supervivencia sin ponerme en riesgo a mí o a mi capacidad reproductiva, es beneficioso sin importar el perjuicio ajeno”.

Así pues, actos como el infanticidio o el cainismo, totalmente punibles en las sociedades humanas, están muy extendidos en especies de animales salvajes sin ningún tipo de repercusión para quien los produce. Aunque a veces nos resulte cruel, la naturaleza no deja de ser fascinante.

 


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