La etología aplicada a los animales de granja

Conocer el comportamiento que tendrían los animales si nosotros no estuviésemos presentes nos ayuda a entender cuáles son sus necesidades.
La etología aplicada a los animales de granja
Érica Terrón González

Escrito y verificado por la veterinaria Érica Terrón González.

Última actualización: 14 noviembre, 2020

La etología es la ciencia que estudia la conducta animal desde un punto de vista biológico pero también psicológico. Es decir, esta rama analiza los comportamientos más simples, como son los reflejos musculares ante un estímulo, pero también conductas complejas, como la tendencia a migrar de algunas especies de aves incluso cuando viven en cautividad.

Por lo tanto, la etología aplicada en una granja puede ser muy útil para cubrir todas las necesidades conductuales de los animales. ¿Cuáles son sus posibles usos? A continuación, te mostramos algunos de los más importantes.

Importancia de la etología aplicada en producción animal

Desde la prehistoria ha sido evidente que el conocimiento de la conducta animal ha tenido gran valor para la supervivencia humana. Con el tiempo, la aplicación de la etología se ha ido sofisticando y ahora se considera como uno más de los factores de producción animal. De hecho, gracias a ella, las ganaderías pueden optimizar la producción al mejorar el bienestar animal.

La etología se puede aplicar a todos los ámbitos de una granja. Desde el diseño de instalaciones al manejo y el transporte, pero sobre todo es interesante su uso en aspectos como la alimentación o la reproducción animal.

Ganadería caprina y cabras.

Etología aplicada a la alimentación

Un buen ganadero sabe que no solo es importante cubrir los requerimientos nutricionales de la vaca lechera. También hay que tener en cuenta las características propias de la especie a la hora de alimentarse.

Por ejemplo, el consumo de pasto de una oveja al medio día puede llegar a ser la mitad de lo que consumiría una vaca en el mismo recinto.

La conducta alimenticia de la especie puede verse afectada por los ritmos circadianos y sus necesidades nutricionales. Los animales suelen preferir la hierba alta antes que la corta, ya que les proporcionan mayor cantidad de energía. Si esta se les ofrece en el pesebre en vez de en el campo, prefieren el pienso entero antes que picado, de nuevo por razones energéticas.

Por las mañanas, los rumiantes consumen más plantas leguminosas, mientras que por la tarden prefieren las gramíneas.

La edad del animal también puede influir en su conducta a la hora de alimentarse. Por ejemplo, se ha demostrado que los terneros en lactación artificial, alimentado en grupos, comen mejor. Esto se debe a que los animales se sienten más cómodos viendo y escuchando a sus compañeros lactar.

Por último, también influyen los factores sociales dentro del rebaño. El rango social condiciona si un animal será molestado mientras come o tendrá preferencia en el acceso al alimento.

Etología aplicada a la reproducción

Múltiples factores afectan la conducta reproductiva de un animal, entre ellos la edad, la raza, la dieta o el estrés, por no hablar de la presencia de otro macho o hembra más dominante en el rebaño. Sin duda, los efectos más significativos se aprecian con la estimulación sensorial y con los cambios de las condiciones ambientales.

La importancia de los cinco sentidos

La actividad reproductiva no es una constante en la vida de un animal, sino que requiere de maduración y estimulación. La mayoría de las conductas durante este periodo dependen del estado hormonal y de la percepción sensorial del ser vivo y su desarrollo se ve afectado por diversos factores, comenzando por los mecanismos neuroendocrinos.

Las respuestas reproductivas están muy relacionadas con el olfato. El sistema olfativo capta las feromonas que produce el sexo contrario y activa el instinto reproductivo del animal.

Por eso, cualquier intervención humana que altere la producción de feromonas —por ejemplo la aplicación de antibióticos que afecten a la flora vaginal de las hembras— tendrá un efecto negativo sobre la reproducción.

Incluso, se ha demostrado como la exposición de hembras a estímulos auditivos y olfativos artificiales no genera la misma respuesta que estar en presencia del semental.

La vista y las horas de luz también influyen en la conducta reproductiva. Algunos animales muestran preferencia por los periodos de luz diurna largos durante la estación cálida, como es el caso del caballo. Otras especies tienen mayor actividad reproductiva cuando los días son cortos, como sucede en ovejas y cabras.

Finalmente, la estimulación auditiva también es esencial. Es importante en algunas especies como los cerdos, en quienes se ha visto respuesta reproductiva positiva ante ciertos sonidos. Por otra parte, se conoce que el estimulo auditivo juega un papel muy importante en mantener el vínculo madre-hijo.

La reproducción y las condiciones ambientales

La temperatura afecta a la conducta reproductiva. Se ha observado en vacas y ovejas que la llegada de un periodo frío inesperado disminuye la salida al celo. Otro ejemplo de ello es el caso de los machos, a quienes el calor veraniego les baja la libido, debido a la dificultad para disipar el calor corporal.

Por otra parte, debe considerarse que la periodicidad de los apareamientos depende de las condiciones ambientales. Por ejemplo, se han visto resultados curiosos en ovejas inglesas enviadas a Sudáfrica: no todas son capaces de cambiar su ritmo reproductor al del hemisferio sur, o al menos no de inmediato.

Etología aplicada en animales de granja.

La lucha contras las enfermedades animales está llena de recovecos y de dificultades, pero por todos es sabido que la salud pasa por el bienestar mental, físico y emocional. Por eso, conocer las necesidades etológicas de un animal ayuda a proporcionarle unos cuidados más adecuados y, así, se puede reducir la aparición de algunas patologías.


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