Las garras del gato: ¿para qué sirven?

Los expertos aconsejan optar por un recorte periódico frente a cualquier práctica invasiva de las garras del gato

Escrito y verificado por la bióloga Paloma de los Milagros.

Última actualización: 30 julio, 2022

Las garras del gato son un elemento fundamental tanto en la defensa como en la destreza de este animal a la hora de desplazarse y agarrar objetos. Por ello, su adecuado mantenimiento resulta vital.

Las garras de los felinos, a diferencia de las presentes en otros animales, deben concebirse como una herramienta más que como una zona corporal. Sin embargo, muchas veces los dueños, ya sea por desconocimiento o por practicidad propia, tienden a recortarlas o incluso quitarlas sin considerar el posible impacto que puede tener en su mascota.

Los felinos son animales salvajes por naturaleza, que tienden a desplazarse por todo tipo de ambientes y a alimentarse de una gran diversidad de presas. A pesar de haberse adaptado a un ámbito doméstico, las garras del gato siguen siendo necesarias por su versatilidad y utilidad en multitud de comportamientos diarios, como pueden ser trepar, rascarse, coger objetos, separar alimentos o defenderse ante posibles peligros.

A diferencia de las uñas de los humanos, las garras del gato no son planas ni se encuentran en el extremo final de las falanges con una exclusiva función protectora, sino que nacen de la parte delantera de los dedos con una curvatura que les permite desplazarse por cualquier superficie.

En general, los gatos cuentan con cinco garras en sus extremidades delanteras y cuatro en las traseras, aunque existen los denominados polidáctilos que pueden presentar más.

Como curiosidad, cabe destacar que algunas de las garras de los gatos son retráctiles, de forma que se mantienen escondidas hasta que sienten la necesidad de exponerlas. Así, estas garras accesorias permanecen protegidas al mismo tiempo que complementan la función de las almohadillas al amortiguar el impacto que el animal ejerce contra el suelo a la hora de moverse.

Esta capacidad de retracción implica que, cuando el felino se desplaza, sus garras no rozan el suelo y no se desgastan. Además, les permite ser más sigilosos, lo que les beneficia tanto a la hora de cazar como de huir de posibles depredadores.

Al igual que en la mayoría de los animales, incluidos los humanos, las garras de los gatos crecen durante toda su vida, por lo que deben ser pulidas de forma periódica para evitar un crecimiento excesivo que resulte inviable.

Sin embargo, la propia actividad de estos animales suele hacer que el recorte de uñas por parte de los dueños deba realizarse de forma espaciada. Aun así, a medida que los gatos envenjezcan y su dinamismo tienda a disminuir, el recorte tendrá que ser más frecuente.

La morfología curva que adoptan las garras del gato supone una ventaja a la hora de desgarrar presas y trepar. No obstante, en el ámbito doméstico puede suponer un problema e incrementar el número de enganchones con alfombras o cortinas, con las consecuentes lesiones.

Por ello, en los últimos años han aparecido marcas especializadas en el cuidado de mascotas que han sacado al mercado una especie de fundas o topes para sellar y proteger las garras y, con ello, la salud de estos animales.

Ante tales soluciones, los expertos recomiendan intentar evitar todo tipo de prácticas invasivas. Y es que preferible optar por protectores de sillones o evitar manteles o moquetas que puedan poner en riesgo al animal.

Además, la mayoría coincide en que la extirpación total de las uñas es una práctica que no solo resulta dolorosa, sino que puede alterar de forma acusada el carácter del gato.

El cuidado adecuado de las garras del gato es clave para su actividad diaria, pues estas suponen una herramienta clave para moverse y comer. Por ello, los dueños deben primar la salud del animal antes que cualquier perjuicio en cuanto a comodidad propia se refiere.