El lobo rojo: entre el reconocimiento y supervivencia

El lobo rojo es un canino en peligro crítico que sobrelleva las dudas sobre su identidad genética. A veces se le considera como una especie por derecho propio, a veces como una subespecie y otras solo como un híbrido.
El lobo rojo: entre el reconocimiento y supervivencia
Luz Eduviges Thomas-Romero

Escrito y verificado por la bioquímica Luz Eduviges Thomas-Romero.

Última actualización: 06 agosto, 2020

El lobo rojo es el nombre común lobo del sureste de Canadá (eastern canadian wolf en inglés). Este cánido tiene el tamaño intermedio y debe su nombre al color de su pelaje marrón rojizo / leonado.

En la actualidad, tiene una población pequeña de menos de 1 000 individuos y un rango restringido en América del Norte. La población mantenida en cautiverio suma alrededor de 200 animales.

La especie alguna vez se extendió en gran parte del suroeste de los Estados Unidos. Alrededor de 1980, el lobo rojo sufrió una alta mortalidad como resultado de la caza despiadada.

En 1987, en un esfuerzo por sustentar la especie, una cohorte de lobos rojos fue liberada en la naturaleza en Carolina del Norte. Sin embargo, esta población también casi se ha extinguido, ya que en 2019 se contaban solo 14 animales.

Desvelando la identidad del lobo rojo

A través del tiempo, la taxonomía del lobo rojo ha sido un tema de constante controversia. Este mamífero (supuestamente Canis lycaon, antes que eso Canis lupus lycaon) es un cánido de tamaño intermedio que pesa un promedio de 24 kilogramos para las hembras y 29 kilogramos para los machos.

A partir de estudios genéticos desarrollados en el 2000, surge la propuesta de que las poblaciones de lobo del sureste de Canadá eran de una especie diferente, que debía nominarse como Canis lycaon. Según los hallazgos, esta especie era próxima a Canis rufus, con un parentesco más cercano al coyote que al lobo común.

Cabe señalar que entre la comunidad de expertos no existe verdadero consenso en la definición del lobo rojo. Sin embargo, sí existe un grupo que considera que Canis rufus y Canis lycaon son la misma especie.

Además, de entre los dos nombres el correcto sería Canis lycaon. En este orden de ideas, se ha propuesto mantener el nombre común “lobo rojo” para el español.

Unos lobos rojos dándose caricias.

¿En qué estriba la polémica sobre la clasificación taxonómica del lobo rojo?

Tal como mencionamos antes, la población de lobo rojo tiene un grado de hibridación con el coyote (C. latrans). Sin embargo, los individuos de lobo rojo han mostrado un alto nivel de “pureza” genética. Esto quiere decir, que presentan marcas en el ADN que les distinguen del coyote y del lobo gris.

Dado que la nomenclatura de los cánidos puede ser confusa, resulta importante resaltar que el lobo rojo no es el mismo Lobo del Este conocido como “de la región de los Grandes Lagos”.

Otros cánidos han recibido el nombre de “rojo”, por ejemplo son el perro rojo (Cuon alpinus) y el aguará guazú o lobo rojo del Brasil (Chrysocion brachyurus).

Otro aspecto a destacar es entender el alcance de la clasificación taxonómica del lobo rojo.  Según las leyes vigentes en los Estados Unidos, solamente las especies auténticas, no los híbridos, son sensibles de recibir protección gubernamental.

Así, los sectores interesados en la persecución de estos animales invocan con frecuencia su supuesta naturaleza híbrida.

Distribución del lobo rojo

En la actualidad, se cree que la distribución de estos lobos está restringida a los bosques mixtos de coníferas y caducifolios del centro de Ontario y el suroeste de Quebec, en áreas protegidas.

Es necesario destacar que debido a la erradicación de cánidos silvestres durante gran parte de los últimos 400 años, los lobos rojos fueron diezmados. Así, resultaron extirpados de la mayor parte de su área de distribución original en América del Norte.

¿Cómo es el hábitat de este cánido?

En general, el lobo rojo prefiere los paisajes forestales caducifolios y mixtos alejados de los humanos, al sur de la región del bosque boreal. Los suelos arenosos son a menudo preferidos para las madrigueras.

Además, sus sitios de encuentro tienden a ubicarse en tierras dominadas por coníferas y árboles de madera dura cerca de una fuente de agua permanente. El tamaño del territorio suele estar cerca de los 200 kilómetros cuadrados.

Costumbres y modo de vida

Los lobos rojos viven en manadas familiares, compuestas por una pareja reproductora y descendientes de los años actuales y anteriores.

Las hembras dan a luz a un promedio de cinco cachorros a finales de abril y principios de mayo. Además, según reportes, los juveniles dispersantes abandonan la manada después de las 37 semanas. Los lobos rojos son los principales depredadores del venado cola blanca (Odocoileus virginianus).

También, los análisis de depredadores y de la dieta indican que los lobos rojos pueden ser depredadores efectivos de alces (Alces americanus), aunque la eficiencia varía según la manada, la estación y el año. Por otro lado, el castor (Castor canadensis) también constituye una parte sustancial de la dieta del lobo rojo.

Amenazas y factores limitantes para su conservación

La principal amenaza y factor limitante para los lobos rojos, fuera de las áreas protegidas, es la caza y captura por los humanos. Según investigaciones realizadas, la mortalidad excesiva probablemente limita la dispersión y altera la dinámica de reproducción.

Esta realidad conlleva a otra amenaza principal, la hibridación con los coyotes del este debido a la falta de parejas conespecíficas.

Se espera que la pérdida del hábitat y la fragmentación de poblaciones asociadas con las redes de carreteras afecten su expansión. Además, el constante rechazo hacia los lobos es un factor de importancia para su conservación.

La caza y la captura de lobos están permitidas en las reservas de vida silvestre, pero no en los parques nacionales (federales o provinciales).

Una manada de lobos rojos.

En Ontario, los lobos están protegidos contra la caza y la captura regulada en el Parque Algonquin, en los municipios que rodean el Parque Algonquin y en todas las Reservas provinciales de caza de coronas.

Además, las comunidades aborígenes conservan los derechos constitucionales para capturar lobos con fines de sustento y ceremoniales, incluso en áreas protegidas.


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