Los últimos pastores de renos

Se trata de los samis, el último pueblo de indígenas de Europa; se localizan en el norte del continente y sus animales domesticados cada vez lo tienen más difícil por el cambio climático y las acciones gubernamentales
Los últimos pastores de renos
Eugenio Fernández Suárez

Escrito y verificado por el veterinario Eugenio Fernández Suárez.

Última actualización: 07 febrero, 2024

Los sami son un pueblo del norte de Europa conocido por ser los últimos pastores de renos. Cada año, los sami siguen estando pendientes del cielo para saber cuándo es el momento de iniciar el largo viaje con sus centenares de renos.

Los últimos pastores de renos

Estos pastores de renos fueron unos de los primeros pueblos en darse cuenta del cambio climático, y ya a finales de los 80 comenzaron a cambiar sus prácticas de pastoreo para hacerle frente, pues siempre han sido un pueblo dado a la adaptación.

Los sami son propietarios de cientos de miles de renos y, aunque son personas normales que se han adaptado al modo de vida europeo, también son los últimos indígenas de Europa: 100 000 nativos repartidos en Noruega, Suecia, Finlandia e incluso Rusia.

Los pastores de renos en el siglo XXI

La caza, la pesca y pastoreo siguen siendo la principal actividad de un pueblo que ocupa el 40% de Noruega, y cuya ruta de trashumancia recorre varios países con fronteras, algo que parece incomodar a las autoridades europeas.

Aunque la contribución económica del pueblo sami es marginal, lo cierto es que junto a otros grupos étnicos a lo largo del globo han sido los guardianes del Ártico durante décadas.

Los sami y los renos

Por desgracia, el cambio climático está aumentando los límites habitables del planeta, al menos habitables para la población urbana, pues los sami y otros indígenas han vivido en la frontera con lo salvaje durante siglos. Esta nueva realidad amenaza a un pueblo que aún intenta vivir en sintonía con la naturaleza.

Conoce a los renos

Se hace difícil hablar de los sami sin hablar de los renos, pues a pesar de que este pueblo ha pasado de vivir en poblados a vivir en casas convencionales, muchas de sus costumbres no ha cambiado, como por ejemplo su trabajo como pastores de renos.

Los sami siguen siendo pastores de renos, ese mamífero de pezuñas que habita en la tundra y la taiga del hemisferio norte y que posee numerosas subespecies.

Aunque sigue siendo un animal salvaje, lo cierto es que los sami fueron capaces de llevar a cabo la domesticación en esta especie gracias a la ganadería masiva de renos, que se desarrolló entre los siglos XVI y XVIII.

Y es que en Suecia, Finlandia y Noruega prácticamente todos los renos tienen dueños lapones, que son los encargados de realizar las migraciones trashumantes con ellos. Por contra, los renos de Groenlandia, Islandia y Norteamérica son salvajes.

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Una curiosidad de estos animales es su visión ultravioleta, capaz de discernir a sus depredadores y a los líquenes de los que se alimentan entre ventiscas y mantos helados.

Los pastores de renos y el cambio climático

Aunque los pastores de renos parecen estar dispuestos a adaptarse a los cambios, hay animales que no se adaptan tan rápido. Entre 2013 y 2014 murieron 30 000 renos en la península de Yamal debido a una helada; era la mitad de la población que habitaba en esta zona de Rusia.

Y es que el pastoreo comienza a ser complicado debido al cambio climático; por ejemplo, muchas rutas que usaban los sami con los renos se basaban en atravesar grandes capas de hielo, que comienza a ser quebradizo y poco seguro.

Mientras, el ecosistema de la tundra al que están ligados los sami va retrocediendo año tras año, y cada vez se desplaza más al norte, junto con las especies vegetales y animales con las que conviven.

Los gobiernos, el peligro de los pastores de renos

Los sami, sin embargo, temen más a los gobiernos, que cada vez crean más infraestructuras que bloquean sus actividades, aumentan la tala de bosques y se cambian los usos del suelo sin consultar a los habitantes de Laponia. 

Esto se debe a que los polos son cada vez más accesibles y, por tanto, más fáciles de explotar, por lo que las industrias extractivas están arrinconando a los sami y sus antiguos territorios de pastoreo.

A pesar de todo, los sami tienen esperanza siempre que se les permita ser dueños del destino de su tierra, y les faciliten el acceso a los territorios de forma libre para adaptar su pastoreo al cambio de clima.


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