Modo de defensa de la salamandra manchada

La salamandra manchada, al igual que otros ejemplares de su género, posee un curioso mecanismo de defensa: ¿quieres saber cuál es?
Modo de defensa de la salamandra manchada
Alejandro Rodríguez

Escrito y verificado por el biotecnólogo Alejandro Rodríguez.

Última actualización: 01 marzo, 2019

En nuestro planeta conviven muchas especies de salamandras. Generalmente, estos anfibios suelen poseer uno o varios mecanismos de defensa para evitar ser capturados o devorados. Hoy vamos a hablar de los modos de defensa de una de ellas: la salamandra manchada. Sigue leyendo para descubrir más información y aprender más sobre estos escurridizos animales.

¿Cómo es la salamandra manchada?

La salamandra manchada o salamandra moteada (Ambystoma maculatum) es inconfundible. Estos pequeños anfibios suelen medir entre 20 y 25 centímetros, incluida su cola.

Estamos hablando de animales con un cuerpo robusto, así como unas extremidades cortas y fuertes. Sus ojos están bien desarrollados. Su patrón de coloración es impresionante: sobre su cuerpo negro o azulado intenso aparecen dos filas de manchas amarillas o anaranjadas irregulares. De este patrón de coloración hablaremos más tarde en detalle.

Salamandra moteada

A pesar de su tamaño y coloración, la salamandra manchada se deja ver poco. Son animales a los que les gusta la vida oculta subterránea. Por ejemplo, utilizan las madrigueras o escondites de otros animales para ocultarse. También podemos encontrarlas resguardadas debajo de troncos o piedras.

Su hábitat habitual son los bosques de hoja caduca de Norteamérica y Canadá.

¿Cómo se defiende la salamandra manchada?

Tal y como decíamos más arriba, su modo de defensa primario es su color. La combinación de tonalidades llamativas es un aviso para los depredadores. Esto se conoce científicamente como coloración aposemática, y no es exclusivo de la salamandra: ranas, avispas e incluso algunas especies de plantas usan esta estrategia.

La siguiente línea de defensa también es común a la mayoría de salamandras. Y tiene que ver, de nuevo, con su piel. Un líquido mucoso recubre todo el cuerpo de la salamandra, lo que la hace difícil de capturar. En ocasiones, esta sustancia mucosa provoca mal sabor u olor.

Ambystoma maculatum

Y llegamos a la tercera barrera defensiva, la más llamativa. Cuando se siente amenazada, la salamandra manchada es capaz de liberar una toxina. A través de unas glándula especiales localizadas en su espalda y en la cola, segregan un líquido tóxico que puede provocar una molesta irritación, otro mecanismo más para advertir y escarmentar a los depredadores.

¿Existen otros mecanismos de defensa en salamandras?

Existen casos como el de la salamandra común (Salamandra salamandra). Aparte de las defensas previamente mencionadas, estos animales pueden ‘atacar’ con el líquido irritante que segregan. Gracias a una serie de glándulas convenientemente situadas, son capaces de rociar a su atacante a cierta distancia.

En el caso de los tritones, parientes de las salamandras, existe un caso excepcional: el gallipato (Pleurodeles waltl). Esta especie de tritón, además de liberar el líquido nocivo a través de su piel, usa sus costillas como defensa. Giran sus costillas de manera que sobresalgan por fuera de la piel, y las recubren con el mismo líquido. Esto hace que cualquier acercamiento por parte de un depredador acabe en un escarmiento. Simplemente excepcional.


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  • Purrenhage, J. L., Niewiarowski, P. H., & Moore, F. G. (2009). Population structure of spotted salamanders (Ambystoma maculatum) in a fragmented landscape. Molecular Ecology18(2), 235-247.
  • Zamudio, K. R., & Savage, W. K. (2003). Historical isolation, range expansion, and secondary contact of two highly divergent mitochondrial lineages in spotted salamanders (Ambystoma maculatum). Evolution57(7), 1631-1652.

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