Nariz agrietada en perros: causas y tratamiento

La menor frecuencia de lamido es uno de los principales motivos de sequedad nasal, lo que provoca la nariz agrietada en perros
Nariz agrietada en perros: causas y tratamiento
Paloma de los Milagros

Escrito y verificado por la bióloga Paloma de los Milagros.

Última actualización: 11 septiembre, 2019

En algunas ocasiones, las patologías de las mascotas pueden empezar con alteraciones físicas. La nariz agrietada en los perros es un ejemplo de ello, de ahí la importancia de la observación y posterior colaboración entre dueños y veterinarios.

Ya sea por su difusión popular o por su fácil evidencia, la nariz de los perros es uno de lo rasgos morfológicos más analizados por los propietarios. Normalmente, se relaciona un estado húmedo de esta con una buena salud. Sin embargo, esta regla no siempre es válida, pues su hidratación fluctúa diariamente por estar muy relacionada con el clima.

Ante una nariz agrietada, de mayor grosor o incluso con puntuales sangrados, conviene acudir al especialista para una mejor revisión.

Causas inofensivas de una nariz agrietada

El exceso de sequedad, y la consecuente aparición de pequeñas hendiduras en la nariz de los perros, puede deberse a multitud de factores. Por ello, antes de preocuparse resulta interesante conocer los más comunes.

Entre las causas habituales están la menor frecuencia de lamido. Aunque la mayoría de los dueños lo ignoran, una de las principales razones por las que los perros tienen la nariz mojada es por su hábito de chupársela. Así, en aquellos momentos en los que ha habido una menor oportunidad para hacerlo, como es el caso de una larga siesta, esta zona estará más seca.

Perro expuesto al sol

La incidencia directa del sol o la exposición prolongada a una fuente de calor pueden contribuir a su deshidratación.

De esta forma, cuando los motivos de una nariz agrietada se deban a factores no patológicos, lo mejor será dejar que vuelva a su ser de forma natural. Normalmente, el perro tenderá a lamerse de nuevo al sentir la sequedad, por lo que un adecuado lavado diario suele ser suficiente.

El lavado local de la nariz puede resultar molesto si se realiza con la manguera del baño. Por ello, lo mejor es emplear una esponja o paño húmedo para humedecer la zona. Posteriormente, se deben evitar jabones o polvos de talco que puedan irritar y empeorar los síntomas.

En algunos casos, vaselinas o pomadas especiales pueden contribuir a revertir la situación más rápidamente, pero siempre deben estar aconsejadas por el profesional.

Patologías que contribuyen a la sequedad nasal

Además de las causas anteriores, existen enfermedades cuya sintomatología incluye una nariz agrietada. Entre las menos perjudiciales destacan las alergias al polen, al moho o a algún producto químico o alimentario. En estos casos, la sequedad puede venir acompañada de picor y enrojecimiento, que serán aliviados con antihistamínicos o esteroides en los casos más graves.

Infección de la nariz en el perro

Las patologías más lesivas vinculadas al agrietamiento son las de tipo autoinmune, como el lupus o el pénfigo. Para su diagnóstico son necesarios análisis de sangre, orina y una biopsia de la nariz. Ante esta situación, el veterinario recetará medicamentos de tipo inmunosupresor como la prednisona.

En general, se puede sospechar de la existencia de una enfermedad de gravedad cuando hay sangrado, secreciones verduzcas, abultamientos o engrosamientos excesivos.

Al mismo tiempo, y más allá de los aspectos físicos del animal, conviene que los dueños se fijen en síntomas fisiológicos o conductuales. La presencia de vómitos, diarreas, letargo, falta de apetito o exceso de rascado son algunos de los más comunes.

Como primera premisa ante una nariz agrietada, o cualquier cambio en el aspecto de una mascota, debe primar una observación completa del animal. Por ello, la información proporcionada por los dueños al veterinario es clave para determinar las pruebas más adecuadas para su diagnóstico.


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