El pez que repara su tejido cardíaco

El tetra mexicano es capaz de regenerar su tejido cardíaco tras lesiones. Entender este proceso puede ser la clave para poner fin a muchas patologías humanas relacionadas con el corazón.
El pez que repara su tejido cardíaco

Escrito por Samuel Sanchez

Última actualización: 08 mayo, 2020

La naturaleza está llena de procesos fascinantes difíciles de creer: desde tácticas de supervivencia imposibles hasta regeneración de miembros perdidos, los animales se las han ingeniado para maximizar sus posibilidades de llegar a la siguiente etapa reproductiva. Aún así, existen ejemplos extremos, como es el caso del tetra mexicano y su capacidad de reparar tejido cardíaco.

Este pequeño y aparentemente frágil pez esconde secretos que ni siquiera los científicos han podido descifrar, y que podrían ser la respuesta a múltiples patologías del corazón en humanos. Si quieres saber más a cerca de este fascinante animal, acompáñanos en las siguientes líneas.

Características del tetra mexicano

Antes de centrar la atención en su milagroso poder regenerativo es necesario describir un poco a este animal:

  • El Astyanax mexicanus o tetra mexicano es una especie de peces de la familia Characidae perteneciente al orden de los Characiformes.
  • Existe un marcado dimorfismo sexual, siendo las hembras más grandes (hasta 12 cm) mientras que los machos llegan a los 8 centímetros de diámetro.
  • Esta especie presenta dos variantes morfológicas muy diferentes. Una de ellas vive en ríos y su aspecto corresponde más a lo que imaginamos cuando pensamos en peces: colores grisáceos, una linea dorsal negra, aletas dorsales y ventrales… nada fuera de lo normal.
  • El morfotipo curioso es el que habita en aguas de cuevas, en total oscuridad. Este ha sufrido diversos cambios con respecto a su compañero. Ha perdido su pigmentación, por lo que es totalmente blanco. Tiene una degeneración ocular severa, más dientes maxilares, más papilas gustativas…etc. En definitiva, se ha adaptado a una vida sin luz.

Esta diferenciación de hábitats, que se calcula que ha sucedido hace más de un millón de años, implica cambios evolutivos más esenciales que una simple variación corporal.

Tetra mexicano de cueva. Estos no presentan regeneración cardíaca.
El morfotipo de las cuevas se ha adaptado a una vida en total oscuridad.

El secreto de la regeneración

El tetra mexicano es capaz de regenerar tejido cardíaco después de daños severos en el corazón. Esta afirmación es chocante, pero aún tenemos más:

Resulta que dependiendo del morfotipo, la capacidad regenerativa puede estar presente o haberse perdido.

  • En un estudio de laboratorio llevado a cabo hace unos años se descubrió que el morfotipo de río podía reparar su corazón, pero el de las cuevas no. En su lugar, los peces de las cuevas, aún siendo de la misma especie, generaban una cicatriz.
  • Analizando estos patrones tan inusuales de respuesta, los investigadores observaron que dos genes específicos se producían de manera exagerada en el morfotipo de río una vez generada la lesión cardíaca. Estos genes, sin entrar en muchos tecnicismos, se denominan irrc10 y caveolina.
  • El gen irrc10 también tiene capacidades regenerativas en otras especies, como es el caso del pez cebra. Al inhibir la expresión de estos genes los peces cebra también perdían en gran medida sus capacidades regenerativas.
  • Se realizaron también cruzamientos reproductivos entre morfotipo de río y morfotipo de cueva. La descendencia presentó diferentes grados regenerativos, por lo que se demuestra que esta capacidad es heredable.

Esto nos hace pensar que este gen puede guardar el secreto de la reparación del corazón ante lesiones. Y las buenas noticias no terminan aquí, pues también está presente tanto en ratones como en humanos.

Dos ejemplares de tetra mexicano en una cueva.

Conocimiento y salud humana

¿Qué hacen los científicos con todo este conocimiento basal?

Resulta que además del gen previamente nombrado, otras tres regiones de ADN estaban implicadas en el proceso de regeneración de tejido cardíaco del animal. Una vez descrito a grandes rasgos este fascinante proceso, es hora de afinar y detectar exactamente los genes que diferencian una simple cicatrización de una regeneración total.

Este tipo de investigaciones son esenciales para entender el mundo que nos rodea, pero también pueden presentar utilidades directas. Los seres humanos nos fijamos en el mundo animal mucho más de lo que pueda parecer a simple vista: desde estructuras de vehículos (aviones y su forma aerodinámica similar a las aves, por ejemplo) hasta curas de patologías, la naturaleza es sabia, y si dedicamos tiempo a entenderla, puede darnos muchas soluciones.


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