Problemas de salud canina causados por ambientes sucios

Unos buenos hábitos de higiene y consumo son básicos para reducir la polución externa y doméstica
Problemas de salud canina causados por ambientes sucios
Paloma de los Milagros

Escrito y verificado por la bióloga Paloma de los Milagros.

Última actualización: 25 octubre, 2022

La actividad antrópica es una de las principales causas de la contaminación ambiental actual. Esta realidad, además de ser un factor de riesgo para la vida humana, debilita fuertemente la salud canina y la de millones de organismos.

La mayoría de estudios que abordan los efectos de la contaminación ambiental se centran en el hombre. Sin embargo, poco a poco los expertos van aportando nuevos resultados sobre el impacto global de una sociedad de consumo irresponsable.

La probabilidad de estar expuesto a un espacio sucio es alta si se tiene en cuenta que todos los centros urbanos tienen varios focos de polución. Las emisiones de las fábricas y automóviles, así como el exceso de residuos, son solo algunos ejemplos.

Además, en el entorno doméstico, el tabaco, la acumulación de suciedad en aires acondicionados, la escasa ventilación o la falta de higiene pueden afectar a la salud canina y a la del resto de ocupantes.

Primeros estudios sobre contaminación y animales domésticos

A partir de la segunda mitad del siglo XX hubo una mayor concienciación sobre la contaminación ambiental y sus letales efectos. Tales perjuicios, estudiados solamente en el hombre, fueron incorporando nuevas conclusiones que hacían ver el verdadero impacto de una mala gestión humana.

Perro en una playa contaminada

En el ámbito de la salud canina, ya en 1967 los investigadores Ragland y Gorham concluyeron que los perros que vivían en Filadelfia tenían mayor probabilidad de sufrir carcinoma amigdalar que los de entornos rurales. Los principales responsables eran el radón, prohibido posteriormente en algunas industrias, y el tabaco.

Posteriormente, otros autores añadieron el cáncer de vejiga, el mesotelioma, el cáncer pulmonar y nasal como enfermedades frecuentes asociadas a las emisiones antrópicas. Además, afirmaron que los perros menores de un año, los ancianos o los que presentaban bronquitis crónica eran más susceptibles de enfermar o de empeorar sus patologías previas.

Estudios recientes centrados en la salud canina

En la actualidad, al ya conocido efecto dañino del tabaco, los expertos han sumado un conjunto de químicos incluidos principalmente en productos de limpieza. Así, aunque suene paradójico, el empleo de fregasuelos, limpiacristales o incluso ambientadores puede contaminar a su vez el aire doméstico. Evidencia de ello fue el estudio realizado por la Universidad de Massachusetts y la Facultad Veterinaria de Tufts.

Analizando la relación entre el uso de pesticidas de jardín por los dueños y el desarrollo de patologías, se confirmó una mayor probabilidad de tener linfoma canino. Concretamente, de 700 hogares compradores de dichos pesticidas, el 33 % de los perros había contraído la enfermedad.

Uso de pesticidas en el jardín

Sin embargo, es en los espacios abiertos donde se encuentra la verdadera amenaza. Tanto es así, que la Agencia de Control de Contaminación de Minnesota, que se basa en estudios sobre la calidad del aire de Ciudad de México, señaló la relación entre la polución y el daño cerebral. Conclusión postulada tras estudiar la formación de placas amilóides y otras formaciones protéicas, características del Alzheimer, en los perros que habían estado expuestos al aire contaminado del lugar.

Recomendaciones para proteger la salud de las mascotas

A pesar de que la contaminación ambiental es un problema que implica a toda la sociedad, se pueden adoptar medidas individuales que mejoren la calidad del aire de espacios abiertos y del doméstico. En este sentido, conviene cambiar filtros de sistemas de ventilación artificial, evitar químicos nocivos, no fumar o aspirar frecuentemente el polvo y el pelo animal.

Unos buenos hábitos de higiene y consumo son esenciales para la salud canina y, en definitiva, para la de todo ser vivo. Por ello, el ser humano como víctima y primer responsable de la contaminación debe actuar en consecuencia y no intensificarla.


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