Ratas para la detección de minas y tuberculosis

Una especie de rata puede ser entrenada para detectar minas antipersonas y enfermos de tuberculosis. Estas son dos tareas esenciales para muchos países de África.
Ratas para la detección de minas y tuberculosis

Escrito por Samuel Sanchez

Última actualización: 17 octubre, 2020

Por sorprendente que pueda parecer, una ONG está recibiendo la ayuda de ratas de abazones gigantes (Cricetomys ansorgei) para la detección de minas antipersonas y tuberculosis en diversas zonas de África.

Esto se debe a la sorprendente capacidad olfativa de esta especie de roedor, la cual otorga a sus integrantes una serie de increíbles utilidades en la sociedad humana. Si quieres saber más sobre esta simbiosis tan inesperada, continúa leyendo.

La noticia

Según la revista Muy interesante  y otras fuentes divulgativas, la organización no lucrativa APOPO —Anti-Persoonsmijnen Ontmijnende Product Ontwikkeling— lleva sirviéndose de estos roedores desde hace más de 20 años para la búsqueda y desactivación de minas antipersonas y detección de la tuberculosis.

Tal y como indica la propia organización, más de 60 países en África están contaminados con minas enterradas y remanentes de guerra. Esta situación regional se complica con la presencia de la bacteria Mycobacterium tuberculosis, que infecta a unas 10 millones de personas al año, de las cuales casi dos millones acaban muriendo.

¿La solución? Entrenar a estas pequeñas heroínas para salvar vidas. Su camino a la profesionalidad es una ardua tarea, pues cada rata pasa por un entrenamiento de nueve meses —con un coste estimado de 6000 dólares— y debe superar un examen de acreditación final.

Una vez superado el periodo de evaluación, cada rata trabaja de cuatro a cinco años antes de su merecido retiro. Cabe destacar que, durante todo el camino profesional del animal, su integridad, bienestar y comodidad están por encima de todo.

Una rata gigante sobre un fondo blanco.

¿Por qué esta especie?

La ratas gigantes africanas (Cricetomys ansorgei) pueden detectar minas y tuberculosis debido a su increíble capacidad olfativa. Según investigaciones de la revista PLOS ONE estos roedores tienen una corteza cerebral y unos bulbos olfativos notablemente grandes en comparación a su tamaño total.

Esto otorga a la especie un refinado sentido del olfato, esencial en la naturaleza para la detección de alimento, posibles depredadores y compañeros sexuales. Por estas razones, estos roedores son ideales para la identificación de minas antipersonas y enfermos de tuberculosis.

Debido a su liviano peso, la rata especializada es capaz de andar por campos minados sin peligro de activarlos. Una vez localizado el artefacto, profesionales humanos se encargan de desarmarlo con presteza.

Una rata gigante puede cubrir en su búsqueda la extensión de un campo de tenis en media hora. Esta tarea supondría mínimo cuatro días a un ser humano.

Por otro lado, las ratas gigantes africanas también pueden detectar a los enfermos de tuberculosis. Un animal de esta especie puede analizar más de 100 muestras de pacientes en 20 minutos, y además, diferenciar a los sanos de los enfermos. Este método de detección reporta una efectividad imposible para un ser humano.

Magawa: una vida para ayudar

El 25 de septiembre del año 2020, la rata Magawa recibió la medalla de oro PDSA —premio de la valentía animal— por su labor de valor incalculable. Este incansable roedor ha detectado, hasta ahora, más de 39 minas y otros 28 objetos procedentes de la guerra.

A lo largo de sus cuatro años de servicio, Magawa ha registrado más de 141 000 metros cuadrados en búsqueda de material explosivo, un equivalente a 20 campos de fútbol. Esto ha permitido que los integrantes de diversas localidades africanas puedan jugar y aventurarse al exterior sin miedo a perder una extremidad.

Un miedo injustificado

Por desgracia, la musofobia —o miedo a ratas y ratones— continúa siendo un problema en la sociedad, pues estos roedores tienen fama de sucios, desaliñados y agresivos. Nada más lejos de la realidad: las ratas son animales inteligentísimos y muy emocionales, pues nos reconocen y buscan el cariño de sus tutores.

Más allá de sus emociones y hábitos, tenemos que tener en cuenta que, si nos encontramos a una rata o ratón en el hogar, seguramente sus generaciones pasadas vivían ahí antes que nosotros. Por ello, antes que matar a estos animales de forma sistemática, liberarlos fuera de la casa es siempre la mejor opción.

Ratas marrones en la calle.

Como hemos podido ver en estas líneas, estas ratas heroínas son capaces de detectar minas y enfermos de tuberculosis, dos tareas esenciales para el bienestar de la población en muchos países del Sur global.

Esto pone en perspectiva las potenciales simbosis que aún quedan por descubrir entre humanos y otros animales, y, sobre todo, lo muchísimo que le debemos como especie a la naturaleza y todos sus integrantes.

 

 

 

 


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