Sanidad animal y salud pública

Una buena política de sanidad animal va más allá de garantizar que los alimentos de origen animal para consumo interno y para exportación no contengan patógenos
Sanidad animal y salud pública
Francisco María García

Escrito y verificado por el abogado Francisco María García.

Última actualización: 09 febrero, 2022

La salud pública es uno de los temas más importantes de la agenda internacional en la actualidad. Y resulta imposible pensar en políticas públicas para la salud humana desvinculadas del control y promoción efectiva de la sanidad animal.

A continuación, hablaremos sobre la relación entre sanidad animal y salud pública, para lo cual se incidirá en la importancia de la erradicación de las enfermedades zoonóticas.

La delicada relación entre sanidad animal y la salud pública

La relación entre hombre y animal es compleja y se ha desarrollado en diferentes ámbitos a lo largo de la historia de la humanidad. Difícilmente habríamos llegado a un estado tan avanzado de desarrollo tecnológico, económico y social si no fuera por la habilidad de domesticar o amansar a diferentes especies, como perros, caballos, vacas, cerdos, conejos, etc.

No obstante, la convivencia con animales y la explotación de sus capacidades físicas y cognitivas para la supervivencia humana también implica importantes desafíos para la salud pública.

En la práctica, uno de los ‘retos’ clave en esta materia es el control de las zoonosis que pueden afectar la salud humana, amenazar la supervivencia de numerosas especies y contaminar el medio ambiente.

Cuando hablamos de sanidad animal, nos referimos principalmente a la necesidad de asegurar la integridad de aquellos animales que producen alimentos para el consumo humano. Por ejemplo, mantener el ganado bovino en buen estado de salud para evitar la contaminación de la carne, la leche y sus derivados que se destinarán a la nutrición humana.

Pollo campero Carrefour
Fuente: https://www.revistaalimentaria.es

La erradicación de enfermedades zoonóticas es muy compleja, pues necesita contemplar los riesgos de contagio directo e indirecto que involucran diferentes agentes patógenos, algunos de ellos potencialmente letales.

Estas acciones de control de enfermedades deben contemplar que muchos productos de origen animal sean exportados. Por ello, una contaminación podría significar la diseminación global de determinadas patologías.

¿Qué son las zoonosis y por qué significan un desafío para la salud pública?

Para entender mejor la importancia de la sanidad animal para la salud pública, comprendamos qué son las zoonosis. Se consideran enfermedad zoonóticas aquellas patologías e infecciones que los animales vertebrados pueden transmitir a los seres humanos.

El contagio de estas zoonosis puede darse de forma directa o indirecta. Cuando una persona tiene contacto directo, o mediante inhalación, con la sangre o los fluidos de un animal infectado, se considera un contagio directo.

En el supuesto del ganado bovino, por ejemplo, el ser humano podría contagiarse a través del consumo de carne contaminada, en especial si la come cruda o mal cocinada.

No obstante, las deposiciones, secreciones y fluidos de un animal infectado también pueden contaminar el suelo, las aguas, los cultivos y otros tipos de materia orgánica o vegetal. Cuando una persona tiene contacto directo, ingiere o inhala esta materia orgánica contaminada, puede adquirir una zoonosis por contagio indirecto.

Además, otro tipo de transmisión indirecta de zoonosis ocurre a través de animales que actúan como vectores, principalmente los insectos, como mosquitos y moscas, y los ectoparásitos, como garrapatas, pulgas y ácaros.

Moscas en vacas.

Por ejemplo, si un mosquito pica a un animal infectado y en seguida pica también a un ser humano, puede transmitirle los agentes patógenos que se alojan en su saliva.

¿Por qué el control de las zoonosis es esencial para la salud pública?

Por supuesto, la salud pública debe mirar más allá de la sanidad animal, ya que muchas patologías comunes en los seres humanos no están relacionadas con otras especies. No obstante, la OIE (Organización Mundial para la Sanidad Animal) calcula que el 60 % de los patógenos que afectan a las personas tienen origen animal.

Además, cada año surgen cerca de cinco enfermedades emergentes en los animales, principalmente en aquellos cuya crianza está destinada al consumo humano. Y aproximadamente el 75 % de las enfermedades emergentes en los animales pueden transmitirse a los seres humanos.

Si bien la interpretación de estas cifras es mucho más compleja, queda más que patente que la sanidad animal es indispensable para la salud pública. Así se refleja en la Ley de 2003.

La sanidad animal también colabora en la prevención de la contaminación ambiental, en especial del suelo para cultivos y de las masas de agua dulce que se destinan a las plantaciones y al consumo humano. Otro aspecto en el que ayuda es en el control de la diseminación de plagas y vectores que puedan amenazar la salud pública, como las ratas, los mosquitos y los parásitos externos.


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