Sapo de caña: características y hábitat

El sapo de caña es venenoso y resiliente, con una gran capacidad de adaptación a los ecosistemas en los que se le puede encontrar
Sapo de caña: características y hábitat
Laura Huelin

Escrito y verificado por la educadora canina Laura Huelin.

Última actualización: 02 agosto, 2022

El sapo de caña (Rhinella marina) es un ejemplar tóxico que pertenece a la enorme familia Bufonidae, la cual agrupa a varios tipos de sapos. Recibe su nombre gracias al uso que se le dio como controlador de plagas en los cultivos de caña.

El sapo de caña es un anfibio de tamaño grande que es originario de la América central y del sur. También es una peligrosa especie invasora: te mostramos cómo identificarlo y en qué lugares del planeta puedes encontrarlos.

Características del sapo de caña

El sapo de caña es un anfibio anuro, es decir, es un animal que puede vivir tanto en la tierra como en el agua y que, además, no tiene cola. Las ranas también son anfibios anuros, por ejemplo. El sapo de caña tiene varios nombres: se le conoce como sapo neotropical gigante o sapo marino.

Su nombre no se debe a una equivocación: realmente son muy grandes. Sin contar las patas, el ejemplar más grande jamás conocido medía casi 40 centímetros de largo y pesaba más de 2,5 kilos. Normalmente, los sapos de caña no suelen ser tan grandes, aunque sí se aprecia con facilidad que tienen un tamaño mayor que el resto de especies de su familia.

El sapo de caña es un animal venenoso: tiene glándulas venenosas en la piel que pueden matar a los depredadores que se lo coman. No es uno de los anfibios más venenosos que existen, pero sí se convierte en un peligro para las especies autóctonas de los lugares en los que se ha introducido.

Alimentación del sapo de caña

En cuanto a su aspecto físico, el sapo de caña se parece a muchos otros sapos: tiene la piel arrugada y verrugosa, de color marrón, gris u oliva. Pueden tener sombras o manchas de color marrón o negro, tanto por la parte superior del cuerpo como en el vientre.

Además, tienen los ojos saltones, su pupila es horizontal y tienen el iris de color amarillo o dorado. Los dedos de las patas traseras están unidos entre sí por una membrana que les ayuda a desplazarse en el agua.

Alimentación del sapo de caña

El sapo de caña tiene una alimentación curiosa: por un lado, tiene la misma dieta que muchos otros anfibios, pero, por otra, es capaz de ingerir alimentos perjudiciales para las otras especies de su misma familia. Es decir, es un animal omnívoro y cazador que se alimenta de pequeños insectos.

Asimismo, puede comer plantas, desechos o carroña que se encuentren. Normalmente, los anfibios confían en la vista para cazar: el sapo de caña, además, puede guiarse por el olfato. Así encuentra alimentos que pasarían desapercibidos de otra manera.

Hábitat del sapo de caña

El hábitat original del sapo de caña está en América: se encuentran en el norte de México y descienden al sur hasta el Amazonas y el norte de Perú. Además, ha sido introducido de manera artificial en varias islas del Caribe, en Australia y en varias islas del sudeste y del este asiático; en todos estos lugares se les considera una plaga.

Hábitat del sapo de caña

En cuanto a ambientes, el sapo de caña es un animal resiliente, con una gran capacidad de adaptación. Por lo común, se les encuentra en ambientes secos, ya que cuando se convierten en adultos solo vuelven al agua para reproducirse. Prospera en ambientes tropicales y semiáridos, tanto en bosques como en praderas abiertas.

Comportamiento

A pesar de que es venenoso, este sapo no es demasiado agresivo. En realidad, cuando se sienten amenazados, lo único que hacen es inflar su cuerpo para verse más imponentes. El veneno solo sirve como una especie de lubricante que recubre su cuerpo, de manera que si un depredador intenta comerlo, se encuentra con la desagradable sorpresa de las toxinas.

Reproducción

Al igual que sucede en otras especies de sapos, los machos de la especie se reúnen cerca de los cuerpos de agua para entonar vocalizaciones y atraer a sus parejas. Una vez que la hembra aparece, ambos se internan en el agua para liberar sus gametos.

Los sapos de caña presentan una fecundación externa, lo que significa que liberan sus óvulos y su esperma al medio para que se fecunden. Por ello, su apareamiento consiste en “abrazarse” para acercarse lo más posible y liberar sus gametos al mismo tiempo. A esta estrategia se conoce como amplexo y es bastante frecuente en los anfibios anuros.

Esta especie también es conocida por ser reproductora oportunista, lo que significa que puede reproducirse en cualquier época del año si tiene un cuerpo de agua disponible. A pesar de ello, tienden a reproducirse al menos dos veces al año, aunque liberan miles de huevos en cada ocasión.

Los huevos fecundados eclosionan entre 1 y 6 días en promedio, todo depende de la temperatura a la que se encuentre el cuerpo de agua. Por su parte, los renacuajos pasan por un desarrollo que depende de los recursos de su entorno, por lo que dura un aproximado de 12 a 60 días. Conforme crecen, pasan por la metamorfosis y alcanzan el estadio adulto.

El sapo de caña como especie invasora

El apetito del sapo de caña es voraz: ingiere muchos insectos, tales como mosquitos o escarabajos. De hecho, se introdujo en Puerto Rico para controlar una plaga de escarabajos; en Nueva Guinea se hizo para controlar las larvas de polillas que afectaban a las cosechas de batata.

Sin embargo, en la mayor parte de los lugares en los que se ha introducido para que cazase y así eliminase ciertos tipos de insectos ha fallado: las plagas se controlaron mediante insecticidas. Se llegó a introducir estos sapos en Jamaica para controlar la población de ratas. Tampoco tuvo éxito ese plan.

En muchos casos, el propio sapo de caña se ha convertido en una plaga en sí misma. Son peligrosos para la fauna local, ya que se envenena y muere si se los comen; y encima se reproducen a un ritmo muy rápido e incontrolable.

En el este de Australia son un verdadero problema, puesto que amenazan a los animales que no saben que no deben cazarlos y comérselos, sobre todo serpientes y cocodrilos. Algunas de estas especies se consideran en peligro de extinción.

El sapo de caña es una de las especies de su familia más grandes y más peligrosas: tienen glándulas que segregan veneno para evitar que otros animales más grandes los cacen. Pero también se ha convertido en una especie invasora que termina con la fauna local, que no sabe que son peligrosos para su salud.


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