¿Sienten los insectos dolor?

¿Son los insectos capaces de sentir dolor? Esta pregunta puede surgir de manera natural en muchos casos, pues los seres humanos somos capaces de empatizar con todo tipo de animales. Aquí tratamos de darte una respuesta.
¿Sienten los insectos dolor?

Escrito por Samuel Sanchez

Última actualización: 30 julio, 2022

El ser humano suele tener una visión antropocentrista de los sucesos en el mundo natural. Cuando observamos a un grillo ser devorado vivo por una mantis religiosa, o a una polilla luchando por su vida en la tela de una araña, es difícil no pensar “esto tiene que ser una verdadera agonía”. Los animales perciben, por defecto, muchas sensaciones compartidas con el ser humano, como es el caso del dolor.

Pero ¿podemos extrapolar las sensaciones dolorosas que nosotros hemos percibido en el pasado con las que puede llegar a sentir un invertebrado? ¿son sus estructuras nerviosas un impedimento a la hora de percibir los estímulos de una forma tan intensa como nosotros? Aquí tratamos de darte la respuesta.

Sobre el dolor

El dolor es una experiencia sensorial desagradable que pueden experimentar todos los seres vivos con un sistema nervioso central. La función fisiológica de esta sensación es avisar al animal de que una zona de su cuerpo está sometida a un estímulo que puede generar una lesión.

Esto, naturalmente, genera una sucesión de respuestas y mecanismos con el fin de evitar o escapar del foco del perjuicio.

¿Tienen los insectos un sistema nervioso central?

Esta es la primera pregunta que hay que hacerse tras leer la definición oficial del término, pues parece ser un requisito para que el organismo perciba el dolor. La respuesta es sí.

Los insectos presentan un sistema nervioso central muy básico, basado en un cerebro, un ganglio subesofágico y una cadena ventral de nervios que se extienden por todo el cuerpo.

Los nociceptores, en vertebrados, son terminaciones nerviosas que se encargan de transmitir los impulsos nerviosos relacionados con el dolor al cerebro. Los insectos, de forma general, no los presentan. Es por ello que resulta complejo hablar de experiencias dolorosas en estos invertebrados, al menos tal y como las percibimos las personas.

¿Sienten los insectos dolor?
Con imágenes como esta, es difícil no imaginar el dolor que los insectos pueden llegar a sentir.

¿Sienten los insectos dolor?

Esta pregunta planteada inicialmente no tiene una respuesta del todo clara. Diversas corrientes filosóficas suelen distinguir entre la capacidad de responder a un estímulo doloroso y la experiencia y entendimiento del dolor.

Diversos estudios señalan que, aunque los insectos huyen de estímulos dolorosos de formas similares a las que lo haría un mamífero, estas respuestas podrían estar mediadas por mecanismos neuronales mucho más simples.

Esto podría significar que son capaces de percibir el perjuicio por mecanismos evolutivos, pero no acarrear con él una respuesta emocional.

Este hecho se basa en diversas evidencias, pues los invertebrados suelen utilizar miembros mutilados, se siguen alimentando en muchos casos mientras están siendo devorados por otros, o pueden incluso llegar a consumir partes de su propio cuerpo.

¿Sería un ser humano capaz de hacer lo mismo en una situación agónica? La respuesta es no, y quizá esto se deba a que nosotros experimentamos de forma subjetiva la sensación dolorosa, más allá de la percepción del dolor en sí.

De todas formas, como hemos adelantado previamente, no existe una respuesta clara. El hecho de que un insecto no responda de una forma que es de esperar en un ser humano tampoco implica que no exista un componente emocional al dolor, sino que pueden existir distintos grados de percepción y entendimiento con respuestas diversas.

Aún así, las interconexiones neuronales que se dan en humanos a la hora de interpretar estímulos son mucho mayores y más complejas que las observadas en insectos.

Una cuestión de evolución

Debido a que experimentar las sensaciones con el sistema nervioso central de un insecto es imposible, un camino para entender el dolor en los invertebrados es recurrir a cuestiones evolutivas.

¿Por qué la selección natural promovería la aparición del dolor en los insectos? Desde un sentido evolutivo, las características se desarrollan cuando un beneficio sobrepasa a los costes de las mismas. Los sistemas nerviosos son caros en el mundo animal, y desarrollar una serie de interconexiones neuronales complejas es energéticamente muy costoso.

Por lo tanto, si la misma respuesta biológica (huir del estímulo negativo) se va a dar se integre o no emocionalmente el dolor ¿qué beneficio tiene gastar energía en un sistema nervioso complejo? 

En humanos y otros vertebrados esto puede tener sentido, pues conocer el dolor emocionalmente y saber interpretarlo puede advertirnos de futuras situaciones peligrosas y arreglar disfuncionalidades en nuestro organismo, pero este no parece ser el caso en los insectos.

Un saltamontes verde.

Para concluir, es necesario aclarar que en ningún momento el maltrato animal está justificado, sea de perros, peces, saltamontes o moscas. No sabemos realmente cómo es la percepción del dolor y la agonía en los invertebrados, y por lo tanto solo podemos especular.

Lo que sí está en nuestra mano es respetar a los integrantes del mundo natural que nos rodean, sean de la especie, familia o taxón que sean, todos merecen consideración y empatía.


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