Síndrome del Intestino Irritable en perros: causas y síntomas

El síndrome del intestino irritable en perros no tiene una causa clara, pues se cree que es producto de una combinación de factores como la dieta y el estado anímico del can.
Síndrome del Intestino Irritable en perros: causas y síntomas

Escrito por Samuel Sanchez

Última actualización: 02 agosto, 2022

El Síndrome del Intestino Irritable —IBS por la traducción Irritable Bowel Syndrome en inglés— es una patología que se da tanto en canes como en humanos. Se trata de un trastorno que lleva al dolor abdominal y cambios en el tránsito intestinal, entre otras muchas otras cosas.

En algunas regiones, se calcula que el porcentaje de humanos afectados por este síndrome es del 11,6 %. La cifra en perros es similar, pues algunos estudios estiman que del 10 % al 15 % de los canes pueden llegar a desarrollarlo. Si quieres saber como detectar este trastorno y su abordaje, continúa leyendo.

¿Qué es el Síndrome del Intestino Irritable?

De manera resumida, el Síndrome del Intestino Irritable es un trastorno que ocasiona serios malestares abdominales e intestinales. Debido a ello, el intestino sufre ciertos cambios en su función y generan diarrea, estreñimiento y vómitos. Estos signos pueden mantenerse de manera constante o de forma intermitente, lo cual puede incluso volverse crónico.

Causas del Síndrome del Intestino Irritable (IBS)

El Síndrome del Intestino Irritable se caracteriza por una inflamación de las mucosas intestinales de manera crónica. Las causas de esta patología son mayoritariamente desconocidas y, por ello, primero hay que descartar otras enfermedades en el can: gastroenteritis, colitis, pancreatitis e infecciones parasíticas, entre otras.

Una vez se han descartado todos estos posibles motivos, es hora de sospechar de IBS. Aunque no se conozcan las causas exactas, se cree que puede deberse a múltiples factores, entre los que se encuentran los siguientes:

  • Alergias a ciertos componentes en la alimentación del can.
  • Una dieta mal equilibrada.
  • Factores psicológicos, como pueden ser el estrés y la ansiedad.
  • Reacción adversa a una proteína específica en la dieta.
  • Una inflamación de la mucosa gástrica producto de una infección bacteriana.

Cabe destacar que el Síndrome del Intestino Irritable canino se asocia con la inflamación crónica intestinal y el malestar del animal, pero que no suele estar relacionado con ninguna patología gástrica. Al igual que en humanos, este síndrome no predispone al paciente a desarrollar otras enfermedades.

Alimentación en perros con diarrea.

Síntomas

Los síntomas más comunes del Síndrome del Intestino Irritable en perros son la diarrea crónica y ocasional del intestino grueso. Además de este evento tan visible, existen otros signos, entre los que se encuentran los siguientes:

  • Episodios intermitentes de diarrea/estreñimiento que se solucionan por sí solos.
  • Episodios de mucosidad en las heces.
  • Náuseas y vómitos.
  • Depresión y letargia.
  • Pérdida de apetito y de peso si el cuadro clínico se mantiene por unos meses.

Según portales veterinarios, los síntomas variarán según el área comprometida del animal. Por ejemplo, si el estómago se ve más afectado, las náuseas y vómitos serán más frecuentes. Por otro lado, si es el intestino el que se ve más comprometido, será más usual la aparición de episodios diarreicos. Aun así, ambos signos clínicos pueden presentarse a la vez.

Diagnóstico y tratamiento

Como hemos dicho en líneas previas, el único diagnóstico posible se realiza descartando otras posibles patologías que comprometan el tracto gastrointestinal del animal.

En lo que al tratamiento se refiere, es esencial destacar que este debe estar adecuado a la periodicidad de los síntomas en cada caso. Muchos perros disminuyen la frecuencia de sus signos clínicos con dietas ricas en fibra, que también deben ser fácilmente digeribles. El veterinario guiará al tutor a la hora de planificar nuevos menús para su mascota.

Por otro lado, los episodios de diarrea se pueden tratar con loperamida, un fármaco modificador de la motilidad intestinal. En los casos en los que el dolor abdominal del perro es perjudicial para su calidad de vida, también se puede explorar la administración de fármacos antiespasmódicos, como clinidium —hasta 0,25 miligramos por cada kilo del animal cada 12 horas—.

Es esencial destacar que las dosis deben ser pautadas exclusivamente por el veterinario. Medicar al can sin asistencia profesional puede acabar muy mal, ya que las dosis de uso humano nunca se corresponderán con las necesarias para un perro. Ante cualquier duda o consulta, lleva a tu mascota a la clínica veterinaria con presteza.

Una prueba intestinal veterinaria.

Paciencia y constancia

Por desgracia, estamos ante un síndrome de naturaleza crónica que no se puede arreglar con una pastilla. Al no existir un desencadenante claro, el tratamiento principal consiste en monitorizar la dieta del can y realizar diversos cambios en su dieta y rutina hasta dar con una combinación efectiva que minimice sus síntomas.

Como tutor, toca armarse de paciencia y aceptar que, probablemente, esta condición en la mascota sea de por vida. Desde luego, esto no justifica ninguna práctica adversa hacia el animal: cuida de tu can con mimo y cariño, pues él haría lo mismo por ti.


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