Síntomas de la intoxicación canina: ¿a qué se deben?

Algunos envenenamientos pueden ocurrir por inhalación, lo que provoca insuficiencias respiratorias y mareos

Escrito y verificado por la bióloga Paloma de los Milagros.

Última actualización: 08 febrero, 2022

La intoxicación canina es una afección frecuente debido a la gran cantidad de sustancias que pueden provocarla. Determinar el origen y analizar la sintomatología asociada ayudará a establecer el tratamiento veterinario más eficaz.

Los factores que pueden desencadenar una intoxicación canina son múltiples, desde un alimento en mal estado hasta un veneno deliberadamente administrado. Sin embargo, cabe mencionar que los casos de mayor incidencia son los vinculados a la ingestión de piensos u otro tipo de comidas mal conservadas, además de ciertas plantas venenosas.

Todo ello hace que el control de los canes sea necesario, tanto en el entorno doméstico como en el exterior, con especial cuidado en los parques.

Síntomas de la intoxicación canina

Aunque la diversidad e intensidad de los síntomas varía según la causa de la enfermedad, existen algunos signos comunes de envenenamiento:

• Trastornos digestivos. Los vómitos, diarreas y la pérdida de apetito son los más habituales.
• Alteraciones cutáneas. Alopecias, sobre todo en la zona del hocico, irritaciones o inflamaciones.
• Insuficiencias respiratorias.
• Alteraciones del ritmo cardíaco.
• Letargo.

La mayoría de los envenenamientos se producen por vía oral, de ahí que los principales síntomas sean digestivos. No obstante, los perros también pueden haber inhalado alguna sustancia tóxica capaz de dificultar su respiración, además de poder provocarle mareos.

Cuando la intoxicación ha tenido lugar en el hogar, conviene hacer una retrospectiva de las sustancias ingeridas por el can. Estas, junto con los distintos trastornos experimentados, serán esenciales para que el especialista pueda establecer el tratamiento pertinente.

Si, por el contrario, el factor desencadenante del malestar animal es desconocido, los análisis de sangre ayudarán a determinar la causa que lo originó.

Protocolo para abordar un envenenamiento

A la hora de pautar un tratamiento hay que hacer una primera distinción, para lo que hay que valorar si la sustancia responsable puede o no expulsarse por sí sola.

Dicha puntualización se debe a que, en ciertas ocasiones, las intoxicaciones ocurren por la ingesta de cuerpos extraños como juguetes, palos o huesos. En estos casos pueden inducirse vómitos, realizarse endoscopias o incluso practicarse cirugías de extracción.

Si el animal no precisa de una intervención quirúrgica, el tratamiento consistirá en la administración de un antídoto capaz de neutralizar la sustancia tóxica para evitar una mayor absorción. El uso de enemas para acelerar el tránsito intestinal o de diuréticos que contribuyan a la eliminación de la sustancia por el tracto urinario son algunos de los más frecuentes.

Por otro lado, el empleo del carbón activado a la hora de abordar envenenamientos domésticos cada vez está teniendo mayor utilidad. Esta molécula actúa uniéndose al veneno antes de que pase al tracto gastrointestinal. No obstante, su empleo está desaconsejado para el tratamiento de materiales caústicos, etanol, fluoruro y fertilizantes.

Si el veneno se ha ingerido en grandes cantidades o produce un gran malestar en el animal, el veterinario puede recurrir a un lavado gástrico.

Finalmente, en los casos más graves, se llevará a cabo un filtrado renal con una máquina de diálisis para eliminar la sustancia tóxica tanto de la sangre como de los riñones del can.

Además de realizar el tratamiento más acorde a la gravedad del envenenamiento, es probable que se recomiende una terapia de fluidos para garantizar la buena hidratación de la mascota.

A pesar de la gran facilidad para contraer una intoxicación canina, la mayoría de los casos son evitables. Proporcionar una dieta adecuada, evitar plantas tóxicas en el hogar y garantizar el control del animal son algunas de las medidas más eficaces.