Temblores en los perros: ¿a qué se deben?

El frío o el miedo son dos de las causas más habituales de los temblores en los perros
Temblores en los perros: ¿a qué se deben?
Paloma de los Milagros

Escrito y verificado por la bióloga Paloma de los Milagros.

Última actualización: 17 octubre, 2019

Seguro que lo has observado alguna vez y, quizás, no estabas muy seguro de su porqué. Y es que los temblores en los perros pueden deberse a múltiples factores, ya sean patológicos o como respuesta ante un estímulo externo.

En términos generales, se entienden como temblores todos aquellos movimientos involuntarios que de una forma más o menos notoria provocan una agitación localizada o a nivel corporal. La mayoría de los temblores en los perros se producen en momentos puntuales, sobre todo si no están asociados a la sintomatología de una enfermedad.

En el caso de no poder atribuir la causa a factores externos, los dueños deben acudir cuanto antes al veterinario para que el grado de agitación del animal no se incremente. Así, el especialista hará las exploraciones físicas y los análisis de sangre pertinentes para el diagnóstico.

Factores no patológicos

La mayoría de las veces, los temblores en los perros están relacionados con actividades o situaciones concretas. Algunas de las más frecuentes son:

  • El frío. La denominada hipotermia es una de las principales razones que llevan a este tipo de respuesta involuntaria. De forma análoga al tiriteo humano, los animales tienden a temblar de manera generalizada en ambientes con una frialdad excesiva. Esta reacción es más común en las razas pequeñas o aquellas que carezcan de pelaje o capas de grasa que actúen de aislante térmico.
Temblores en perros con frío
  • El miedo. La inseguridad y el estrés son sensaciones habituales en un perro asustado. Los temblores por miedo son siempre generalizados; pueden ir acompañados de llanto o ladridos. Normalmente, el cese de la situación conllevará a la recuperación del animal.
  • El exceso de ejercicio. Aunque, el exceso de actividad en perros es bastante inusual, un esfuerzo físico mantenido cierto tiempo puede propiciar el temblor. Esta fatiga muscular se produce a nivel local, y provoca la agitación involuntaria de las extremidades.
  • La edad. En ocasiones, los temblores en los perros se deben a un simple desgaste corporal como consecuencia del paso del tiempo. Además, las razas de menor corpulencia son más propensas a padecerlos.

Temblores en los perros enfermos

Este tipo de sintomatología puede tener muchas causas, de ahí la diversidad de pruebas diagnósticas. La mayoría de las veces los análisis de sangre son suficientes, pero en otras la severidad en el grado de agitación puede requerir valoraciones neurológicas.

Temblores en perros enfermos

Entre las afecciones más frecuentes destacan:

  • Desequilibrios electrolíticos. Ya sea por un trastorno gastrointestinal o por causas naturales, la alteración de los niveles de sales minerales puede causar temblores en los perros. Entre las más frecuentes destacan las descompensaciones de calcio.
  • Hipoglucemia. Una bajada repentina de azúcar, ya sea por exceso de ejercicio, escasez de alimento, o mala absorción de nutrientes, propicia temblores y mareos.
  • Enfermedades de tipo vírica. Una de ellas es el comúnmente conocido como moquillo, asociado a una sintomatología con vómitos y temblores.
  • El Síndrome de Shaker. La presencia de un cerebelo inflamado es el responsable de esta respuesta involuntaria del sistema muscular. Los síntomas pueden afectar a nivel local, como la cabeza, o de forma generalizada. Aunque se han planteado distintas teorías acerca de su causa, la más respaldada es de tipo autoinmune. Razas como el West Highland Terrier o el caniche son más propensas.
  • Enfermedades neurológicas degenerativas. El deterioro progresivo de áreas cerebrales, asociado frecuentemente a la vejez, produce entre otros daños temblores e inestabilidad en el animal.

En general, la observación de temblores corporales no tiene por qué generar un estado de preocupación. Estos movimientos involuntarios suelen ocurrir en algunas situaciones cotidianas, de forma que solo ante los casos de intensidad notable o alta recurrencia habrá que sospechar de una patología subyacente.


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