¿Tendrías una rata como mascota?

Adoptar una rata como mascota puede ser una decisión muy acertada, aunque no todo tu entorno lo verá con buenos ojos

El mundo de las mascotas cada día nos sorprende más, y es que hay gente a la que le encanta convivir con animales exóticos o incluso peligrosos. Tener una rata como mascota puede provocar que disminuyan las visitas a tu casa, pero no es tan mala idea como pueda parecer.

Una rata como mascota, una buena idea

Tomar la decisión de hacerte con una rata para que te acompañe en el día a día te va a suponer más de un debate con familiares y amigos, pero lo cierto es que todo lo que puedan pensar es por falta de información acerca de este amable animal.

¿Cómo es la convivencia con una rata?

Estos amables roedores son muy sociables y aceptan muy bien la presencia de personas cuando han sido educadas desde que son crías. Son tan fáciles de cuidar que te hará pensar que mantener a un perro es una labor muy sacrificada.

Lo principal antes de adquirir una rata es que tienes que ser consciente de que estás adoptando un animal que se parece más a un gato que a un perro. Su capacidad para trepar y para meterse por sitios sorprendentes hace que tengas que tener cuidado con lo que dejas sobre la encimera de la cocina o con dejar un armario abierto con comida. Se buscará la vida para alcanzar ese armario y darse todo un festín…

Su inteligencia te sorprenderá día tras día. No tiene nada que envidiar a otras mascotas como perros o gatos en la capacidad de aprendizaje y rara vez olvidan algo. Son capaces de aprender multitud de trucos y no es complicado enseñarles cosas, aunque siempre vas a necesitar comida de por medio.

Por otra parte, a diferencia de lo que ocurre con los hámsters o los conejos, las ratas tienen la inteligencia suficiente para jugar e interactuar y pueden ser muy divertidas con niños y otras mascotas.

Además, su comportamiento rara vez muestra agresividad y no es habitual que muerda, aunque cuando son crías hay que tener un poco más de cuidado porque no controlan la fuerza que pueden hacer con sus afilados dientes, como ocurre con los perros y los gatos.

A diferencia de otros animales, se adaptan mejor al cautiverio si comparten su espacio con otros ejemplares de su misma especie, ya sean hembras o machos. Aunque debes tomar precauciones si no quieres tener en unos meses unas cuantas ratitas más en casa.

Características físicas de las ratas

Lo primero que llama la atención y lo que más rechazo suele provocar de una rata es su larga cola. Es una parte de su cuerpo muy importante, ya que controla el equilibro del animal y regula su temperatura, de ahí que no tenga pelo en esa zona.

Hay muchos tipos de ratas y con diferentes pelajes, y una de las que más de moda se está poniendo es la rata sin pelo, un animal muy curioso y simpático con el que hay que tener especial cuidado con la temperatura.

Suelen vivir entre tres y cinco años, y medir entre 22 y 28 centímetros de largo sin contar su larga cola de entre 18 y 22 centímetros. Su tamaño las hace perfectas para vivir en una casa pequeña, pero si las vas a tener sueltas debes tener en cuenta que los machos suelen marcar su territorio con orina, cosa que no vas a conseguir corregir, pero que no es un problema mayor porque la cantidad que evacuan es muy pequeña.

Su inteligencia está tan desarrollada que son capaces de detectar tu estado de ánimo y actúan de diferente manera cuando te ven triste o decaído, algo parecido a lo que hacen los perros.

No en vano, debes acostumbrarlas desde pequeñas a interactuar durante el día, ya que, como casi todos los roedores, son animales nocturnos y no sabrías nada de ellas hasta que no empieza a anochecer. Y si tuvieras su jaula en tu habitación te molestaría porque no pararía durante toda la noche.

En definitiva, es un animal adorable al que le cogerás mucho cariño. Una pena que estén tan mal vistas en la sociedad a pesar de ser uno de los animales más limpios que hay; mucha gente te mirará con cara de incredulidad cuando les digas que tienes una rata como mascota…