Todo sobre el comportamiento de las hienas

Estas carroñeras son consideradas como unas de las mayores oportunistas de la sabana de África, y se alimentan de todo lo que encuentran a su paso; incluso pueden ingerir las heces de otros animales
Todo sobre el comportamiento de las hienas

Escrito por Yamila

Última actualización: 19 marzo, 2018

Sabemos que se ríen cuando atrapan una presa o que suelen tener muy mal olor. Quizás también hemos aprendido que comen carne o carroña y que son unos animales salvajes típicos de África. Pero probablemente no estamos tan al tanto sobre los hábitos y el comportamiento de las hienas. En este artículo te los contamos.

Audaz y peligrosa: ¿cómo es el comportamiento de las hienas?

Desde tiempos remotos, las hienas y los seres humanos han estado relacionados de diferentes maneras. Este carnívoro originario de África fue domesticado en el antiguo Egipto, y también se sabe de los casos en los cuales se han devorado personas, ya que no las temen en absoluto.

Presentan comportamientos caníbales –pueden comerse entre ejemplares de la misma especie– y las hembras son muy similares a los machos en cuanto a tamaño, y en lo que se refiere a sus órganos genitales.

A diferencia de lo que se cree, no son animales hermafroditas, sino que las féminas han tenido que evolucionar para mostrarse más peligrosas y salvajes cuando un macho intenta comerse a las crías.

Se trata de un animal polígamo que para aparearse realiza copulaciones breves. La gestación es de aproximadamente cuatro meses y, tras dar a luz la hembra, debe esperar hasta tres años para poder ser fértil nuevamente. 

Cada temporada una hembra puede tener hasta cuatro cachorros, quienes hasta los cinco meses se alimentan de leche materna y, después de ello, ya pueden consumir carne. Igualmente siguen amamantando hasta el año y medio.

Hiena

De a poco salen con sus madres en incursiones de caza, pero hasta que no se abastecen por sí solos siempre están al cuidado de un adulto.

El marcado del territorio en las hienas

Las hienas viven en pastizales, sabanas, bosques, montañas y subdesiertos. Se organizan en grupos o familias –ya que todos los integrantes están emparentados– para defenderse de otros clanes o intrusos que llegan a su territorio.

Se trata de animales muy sociales que pueden comunicarse entre sí con señales, posturas o llamadas específicas. De esta manera, con solo observarse, saben las intenciones del otro. Por ejemplo, la cola recta es sinónimo de ataque, entre las patas quiere decir que está asustada, y si la coloca para arriba y encima de la espalda es que está enérgica.

También se comunican con sus compañeros a través de vocalizaciones como gritos, lamentos, aullidos y la famosa ‘risa’ que permite avisar a los demás que han encontrado una buena fuente de alimento. ¡Y es audible hasta dos kilómetros de distancia!

Hiena

Habitualmente suelen habitar en un foso: un terreno elevado con un hoyo o depresión en el centro cuya entrada está conectada por túneles subterráneos. En la parte externa del ‘círculo’ se encuentran los machos que protegen a las hembras y crías que viven en el interior.

Otra de las particularidades del comportamiento de las hienas es que marcan su territorio al producir con sus glándulas anales un olor muy fuerte, el cual esparcen en la hierba en todo el contorno de su madriguera o foso.

Estos ‘baños’ sirven para depositar los excrementos, que son de color blanco tiza muy visible debido a la cantidad de huesos que consumen a diario. No levantan la pata para orinar como los perros, pero sí se acicalan con la lengua como hacen los gatos, aunque, a diferencia de estos, las hienas nunca se lavan la cara.

Su alimentación está basada en todo lo que encuentra a su paso: carroña, material vegetal, animales como ganado, ñus o liebres y hasta excremento de otras especies. Las hienas son muy inteligentes a la hora de cazar y proveerse de alimento, y es que se las conoce como las mejores ‘oportunistas’ de la sabana de África.

Sus mandíbulas fuertes y su tracto digestivo le permiten procesar incluso la piel, las vísceras y los huesos de las presas. Lo único que no consumen son las pezuñas, el pelo y los cuernos.


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