La triquinelosis: ¿un problema de salud animal o de salud pública?

Las enfermedades transmisibles de los animales al hombre acaban por constituir verdaderos problemas de salud pública. La estrategia para eliminarlas debe tener una vertiente humana y otra veterinaria.
La triquinelosis: ¿un problema de salud animal o de salud pública?
Érica Terrón González

Escrito y verificado por la veterinaria Érica Terrón González.

Última actualización: 08 febrero, 2024

La triquinelosis o triquinosis es una enfermedad parasitaria causada por un gusano del género Trichinella. Se describe como un problema en veterinaria, en concreto en la especie porcina.

Por desgracia, lo cierto es que este agente patógeno utiliza a numerosos animales como hospedadores, tanto mamíferos domésticos como silvestres, e incluso existen variedades que parasitan reptiles y aves. El ser humano tampoco se libra de este potencial infeccioso.

La triquinelosis humana es una enfermedad de declaración obligatoria en varios países, al ser transmitida por el consumo de alimentos contaminados. De esta manera, su control y erradicación en los animales no debe ser menospreciado.

La triquinelosis en el cerdo

Trichinella es un parásito nematodo, que significa «gusano redondo». Se caracteriza por llevar a cabo todas las etapas de su ciclo biológico —de larva a adulto— dentro del mismo hospedador y tiene preferencia por el tejido muscular estriado.

En el mundo salvaje, la enfermedad se transmite por depredación pero, entre los cerdos —e incluso entre los jabalíes— lo habitual es la transmisión a raíz de la ingestión de desperdicios, sobre todo por el consumo de sobras con restos de carne o productos de carne sin cocer. También se han descrito casos de triquinelosis en cerdos por comer roedores.

Ciclo biológico

En primer lugar, es necesario acotar que nos encontramos con las larvas de Trichinella en los músculos del animal parasitado, en forma de quistes larvarios. Cuando otro animal ingiere su carne, estas larvas se liberan en su estómago. Allí se desarrollan con rapidez hasta alcanzar la fase adulta, que se localizará en el intestino del nuevo huésped.

El ciclo biológico de Trichinella spiralis.

A continuación, los parásitos adultos se reproducen en ese mismo intestino y de esa cópula nacen larvas nuevas, que atraviesan la pared intestinal y viajan a través del cuerpo. Cabe destacar que lo hacen utilizando el sistema linfático y sanguíneo del hospedador, hasta que llegan al lugar donde decidirán enquistarse.

Este lugar de preferencia, como hemos dicho, es el tejido muscular estriado. Según donde se encuentre ese músculo, las larvas enquistadas producirán unos síntomas u otros en el paciente.

Curiosidades sobre Trichinella en los animales

A pesar de lo que pueda parecer, Trichinella es un parásito muy particular. Por ejemplo, al igual que sucede con cualquier otro agente patógeno, el animal hospedador puede desarrollar inmunidad contra él.

En tal caso, los parásitos adultos serían expulsados del intestino delgado con las heces. Sin embargo, eso no tiene por qué impedir que los quistes permanezcan en las células musculares, de manera que el ciclo acabaría por reactivarse. Por otro lado, Trichinella es muy prolífica y un animal infectado puede llegar a contener varios centenares de larvas por gramo de músculo.

A la hora de la verdad, no importa que esta elevada carga parasitaria acabe con la vida del hospedador, ya que lo cierto es que las larvas son capaces de sobrevivir en los cadáveres en descomposición durante mucho tiempo. De ahí la transmisión por consumo de desperdicios.

La triquinelosis: un problema para la salud pública

Tal y como dejábamos entrever al principio, esta enfermedad no es una patología cualquiera. Se trata de una zoonosis lo suficientemente importante como para considerarse de declaración obligatoria en algunos países. Esto significa que eliminarla del mapa es muy necesario, para evitar que se convierta en una emergencia de salud pública.

Epidemiología de la triquinelosis en humanos

El contagio se produce por el consumo de carne porcina infestada por las larvas del parásito, que se encuentran enquistadas en el tejido muscular. Aun así, lo cierto es que en los países desarrollados es poco probable que el cerdo doméstico esté involucrado en la transmisión.

Al final, las condiciones de manejo y producción son tan estrictas en temas de higiene y salud que la triquinelosis se infravalora. En estos países lo más habitual es que la infección humana se deba al consumo de carne de animales de caza o de caballo.

No obstante, los datos no mienten: la mayor parte de los casos a nivel mundial siguen siendo causados por el consumo de carne de cerdo insuficientemente cocinada. Aún hay mucho camino por recorrer en ganadería para considerar esta enfermedad como controlada.

¿Existe tratamiento contra la triquinelosis? ¿Es posible controlarla?

Los expertos no describen un tratamiento específico para esta enfermedad una vez que las larvas han invadido los músculos ni en animales ni en humanos.

Es cierto que algunos antiparasitarios pueden actuar sobre los adultos o las larvas intestinales, pero no sobre los quistes musculares. Lo único que existe es un tratamiento paliativo y sintomatológico, mediante analgésicos que alivien el dolor muscular.

Por lo tanto, al no existir tratamiento, la única herramienta que nos queda es la prevención. Para los cerdos, se recomienda evitar el acceso a restos de comida o deshechos que puedan ser problemáticos. En principio, un animal que está siendo bien alimentado con un pienso suficiente y balanceado no tendría porque buscar comida fuera del pesebre.

En el ámbito de la salud pública, la recomendación principal es no consumir productos animales no inspeccionados por las autoridades veterinarias. En cualquier caso, siempre es necesario asegurarse de que los tratamientos de transformación o conservación de las carnes —congelación o cocinado— son suficientes.

Muchas veces, un sencillo paso culinario puede hacer la diferencia entre la salud y la enfermedad.

Un grupo de cerdos de granja.

Como conclusión, la triquinelosis resulta ser un problema no solo para la sanidad animal, sino para la salud pública y, como tal, hay que ponerle remedio aplicando todas las medidas que sean necesarias.


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