Una especie marina poco conocida: las rayas

Las rayas tienen una gran capacidad de adaptación, y es que pueden vivir tanto en la costa, como en mar abierto o profundidades de hasta 3 000 metros
Una especie marina poco conocida: las rayas
Francisco María García

Escrito y verificado por el abogado Francisco María García.

Última actualización: 22 enero, 2019

Las rayas componen una gran orden de peces cartilaginosos que se caracterizan por su cuerpo plano y delgado, con dos aletas pectorales y una cola larga. A pesar de sus diferencias morfológicas, están estrictamente emparentadas con los tiburones.

En este artículo, te brindamos información acerca de estas especies marinas poco conocidas. Además de sus características físicas, también repasaremos su hábitat, alimentación y reproducción.

Características morfológicas de las rayas

Algunos de sus rasgos más destacados de estos peces son sus aletas pectorales de formato triangular y su zona dorsoventral aplanada. También se caracterizan por su endoesqueleto de estructura enteramente cartilaginosa y las vértebras delanteras fusionadas.

El gran tamaño y la ondulación de las aletas son esenciales para el desplazamiento de las rayas, lo que permite impulsar su cuerpo a través del agua. Por otro lado, su aleta caudal puede ser corta o inexistente, y carece de aleta anal.

La cola tiene una estructura parecida a un látigo: es larga, afilada y delgada. Por lo general, está recubierta de pequeñas púas o lengüetas afiladas que pueden contener ciertas toxinas. Algunas especies cuentan con un aguijón venenoso que puede llegar a medir hasta 30 centímetros de longitud.

Otra característica típica es el hocico delgado y puntiagudo que suele estar cubierto por una única aleta nasal. Sus córneas casi siempre están unidas a la piel alrededor de sus ojos, con ausencia de la membrana nictante.

Rayas: hábitat

Hábitat de las rayas

La gran mayoría de las rayas habitan en masas de aguas saladas, y se extienden por todos los océanos de nuestro planeta. Su capacidad de adaptación es notable, pues pueden vivir tanto a zonas costeras, como en el mar abierto y en las profundidades de hasta 3 000 metros.

No obstante, también existen especies de rayas adaptadas a las aguas dulces, que habitan en estuarios o ríos. Entre ellas, encontramos los llamados ‘chuchos de río’, nativos de Sudamérica, que habitan mayormente en la cuenca amazónica. Estas especies son reconocidas y temidas por la potente toxina de sus púas.

Gran parte de las rayas de aguas saladas o dulces son bentónicas: suelen permanecer en el lecho de donde habitan. Este hábito facilita protección frente a sus posibles atacantes.

Al ondular sus aletas, las rayas consiguen agitar la arena y enterrar parcialmente su cuerpo para así camuflarse y despistar a sus depredadores. Algunas especies, como la famosa mantarraya, están habituadas a cruzar los océanos: son rayas pelágicas.

Método de natación y comportamiento

El método de natación de la raya combina los movimientos laterales de su cola con los ondulatorios de sus aletas para impulsar su cuerpo a través del agua.  A pesar de moverse con mucha elegancia, las rayas no son especialmente ágiles al nadar.

Otro hábito curioso y no tan frecuente de las rayas es saltar para fuera del agua, lo que deja gran parte de su cuerpo a la vista. Se estima que esta práctica tiene como objetivo el desprenderse de los parásitos que puedan fijarse en su piel.

Rayas: alimentación

Respecto al comportamiento social, podemos observar diferentes hábitos según la especie de raya que analicemos. Algunas rayas son muy sociales y viven en grandes grupos que cazan juntos y protegen a todos sus miembros. Pero también hay rayas de hábitos solitarios que solo se encuentran durante la época reproductiva.

Alimentación de las rayas

La mayoría de las rayas mantienen una dieta estrictamente carnívora: se alimentan de moluscos, peces e invertebrados que habitan cerca del fondo del mar. También existen especies que consumen una gran cantidad de plancton para complementar su dieta.

Los ojos de las rayas se encuentran en la parte superior de su región dorsoventral, también llamada de disco. Para cazar, las rayas emplean mayormente un sistema de sensores que les permiten identificar la localización de sus presas, lo que garantiza la eficacia de su ataque.

Ataques o mordeduras de rayas

Por lo general, estos curiosos animales marinos muestran un comportamiento equilibrado y son muy reservados. Los ataques o picaduras de rayas suelen suceder cuando se sienten amenazadas por la presencia de extraños en su territorio.

En caso de sufrir una picadura de raya y no haber un centro sanitario próximo, se recomienda quitar las púas con una pinza. Jamás con las manos o con los dientes, para evitar el contacto con cualquier toxina.

Después, se debe sumergir la región afectada en agua caliente de 30 a 60 minutos (con la debida precaución de no quemarse). Hechos los primeros auxilios, será esencial  buscar atención especializada en los centros de salud o puestos de socorristas.


Este texto se ofrece únicamente con propósitos informativos y no reemplaza la consulta con un profesional. Ante dudas, consulta a tu especialista.