El yacaré overo: un animal amenazado y en vías de recuperación

En varias ocasiones, el ser humano se ha visto obligado a criar especies silvestres en cautividad como herramienta para su conservación. Este es el caso del yacaré overo.
El yacaré overo: un animal amenazado y en vías de recuperación
Érica Terrón González

Escrito y verificado por la veterinaria Érica Terrón González.

Última actualización: 30 octubre, 2020

El yacaré overo —Caiman latirostris— es una especie de cocodrilo de la familia Alligatoridae. Es originario de las regiones tropicales de Latinoamérica y ha sido objeto de la caza durante generaciones.

Es por esto que hoy en día se recoge en el listado de especies protegidas del convenio CITES, aunque está en el apéndice II, lo cual es indicativo del éxito de su trabajo de recuperación.

¿Sabes cuáles son las amenazas que sufre este animal? ¿Cómo ha llegado a necesitar de esfuerzos para su conservación? En las siguientes líneas te respondemos a estas preguntas y muchas más.

Generalidades sobre el yacaré overo

A continuación, te presentamos algunos de los aspectos más característicos de esta especie animal tan fascinante.

Aspecto exterior y morfología

Para empezar, un yacaré overo puede superar los dos metros y medio de longitud y alcanzar los 90 kilos de peso. Por otro lado, presenta un marcado dimorfismo sexual, pues las hembras son más pequeñas a simple vista. En cuanto a sus diferencias con otras especies de caimanes, destacan las siguientes:

  • El color de sus escamas recuerda al estampado de camuflaje, pues combina el verde intenso con los tonos grisáceos. Esto permite a estos caimanes mimetizarse con el medio que los rodea.
  • Su hocico es robusto y corto, tan ancho como el resto de la cabeza.
  • El tamaño de las placas protectoras de su cuello es mayor que en la mayoría de sus parientes.

Los ejemplares juveniles muestran un característico diseño rayado, que ocasionalmente se conserva en los adultos.

Este animal dispone de una cola musculosa y afilada lateralmente, junto con una piel prácticamente impermeable. Esto hace de él un nadador perfectamente adaptado a lugares de rica vegetación. Además, gracias a sus ojos y narinas localizados en el dorso de su cabeza, puede ocultarse entre la maleza y pasar desapercibido.

Una pareja de caimanes.

Hábitat del yacaré overo

Esta especie habita todo tipo de pantanos y lagos de Sudamérica. Se distribuye sobre todo por Bolivia, Brasil, Argentina, Paraguay y Uruguay, en las cuencas de ríos como el Amazonas.

El yacaré overo prefiere terrenos con vegetación densa y un clima cálido y húmedo. Esto le facilita la caza, la reproducción y la posterior cría, pues en estos ecosistemas la presencia de competidores es limitada. A pesar de ello, también puede sobrevivir en climas más templados y secos.

A diferencia de otros parientes, los yacarés overos no son fáciles de observar en los grandes cursos de aguas limpias. Prefieren ambientes acuáticos de poca profundidad y cubiertos de vegetación. Estos son lugares muy abundantes en recursos y de difícil acceso para depredadores.

Alimentación

Al igual que el resto de componentes de la familia Alligatoridae, la dieta del yacaré es exclusivamente carnívora. Se alimenta de moluscos y crustáceos que encuentra en los terrenos que rodean el cauce de agua.

Aún así, este animal también ingiere todo tipo de reptiles y pequeños mamíferos. Por lo tanto, no es un cazador especialmente dañino ni peligroso desde el punto de vista de la depredación.

¿Qué llevó al yacaré overo a ser una especie amenazada?

En primer lugar, en la naturaleza los yacarés juveniles presentan una elevada tasa de mortalidad. Sus depredadores principales son las aves rapaces que sobrevuelan su territorio, pero también las garzas, cigüeñas, zorros y toda clase de carnívoros del humedal. Sin embargo, ha sido el ser humano el que ha puesto a esta especie al borde de la extinción.

La caza del Yacaré overo pretende aprovechar su piel para marroquinería. Al parecer, este material es más delicado y menos coriáceo que el de otras especies cocodrilianas. La caza también va en busca —aunque a menor escala— de su carne y sus huevos.

Por todos estos motivos, en su día se activaron las alarmas y se pusieron en marcha numerosos proyectos de conservación para esta especie en los países de origen. Gracias a ellos —y a la protección por el CITES—, los yacarés overos son, a día de hoy, una especie calificada como de «preocupación menor».

El interés por conservar al yacaré overo

En pos de lograr un aprovechamiento responsable y sostenible de la especie, varios países desarrollaron granjas de yacarés. Es el caso, por ejemplo, de Brasil y Argentina. En estas granjas se cría y se libera un porcentaje de dicha crianza, con el fin de repoblar los hábitats naturales tan afectados por la caza.

El resto de animales se mantienen en la explotación para cubrir la demanda del mercado, como se haría con cualquier otra especie de abasto. De esta manera, resueltas las necesidades humanas, se reduce el tráfico de individuos y la caza desmedida y furtiva.

Cabe mencionar que los conservacionistas se encontraron con algunas dificultades ante su cría en cautividad. En primer lugar, la reproducción en granjas demostró no ser útil, puesto que al liberar a los juveniles, su mortandad era del 90 %.

Por esta importante razón, se implantó la técnica del «ranching o rancheo». Esta consiste en cosechar huevos silvestres para incubarlos y criarlos artificialmente durante el primer invierno. Solo así se consiguió que la tasa de supervivencia fuese del 92 %.

Una cría de yacaré overo.

Conservar una especie para salvar un ecosistema

Lo cierto es que la preservación de esta especie ha tenido diversos impactos positivos. El éxito de la cría del yacaré overo en cautividad para luego devolverlo a la naturaleza ha estimulado el interés en la conservación de los humedales donde estos habitan, hecho que desalienta las prácticas maliciosas.

De esta manera, la protección de una especie ha supuesto la conservación de todo un ecosistema, con todo lo que eso implica. La historia del yacaré overo es una lección para el ser humano: con los medios y esfuerzos adecuados, las especies se pueden salvar de la extinción.


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