Gato montés: características, comportamiento y hábitat

Los pesticidas y venenos utilizados contra sus presas, como los topillos u otros roedores, han provocado que esta especie sea cada vez más escasa; además, su genética se está viendo alterada por la posibilidad de cruzarse con felinos domésticos no esterilizados
Gato montés: características, comportamiento y hábitat
Eugenio Fernández Suárez

Escrito y verificado por el veterinario Eugenio Fernández Suárez.

Última actualización: 23 abril, 2018

El gato montés (Felis silvestris) es un mamífero carnívoro perteneciente a los felinos, y que posee diversas variantes entre las que destacan la asiática, la africana y la europea, en la cual nos vamos a centrar.

Características e identificación del gato montés

Este gato salvaje es similar al gato doméstico y, aunque es de mayor tamaño, recuerda a razas de gato grandes por su robustez, capaz de pesar siete kilos. Además, la cabeza en relación al cuerpo es de mayor tamaño en el gato montés que en el doméstico, con orejas ligeramente más pequeñas.

Poseen un color pardo amarillento en la parte posterior de las orejas y el hocico, mientras que los pelos sobre los ojos y las vibrisas son de mayor tamaño y anchura que las del doméstico, de color blanco y ligeramente caídas. Los ojos no son de colores tan variables como el gato doméstico y en muchas ocasiones presentan verdes claros y tonos ámbar; su nariz es rosada.

Presentan varios dibujos bastante reseñables, generalmente en forma de franjas: el gato montés posee dos franjas en las mejillas que nacen en los ojos, varias franjas que salen de la nuca, rayado oscuro en patas y tronco, y varios anillos en la cola que termina en negro. Normalmente, poseen también una línea dorsal que recorre su lomo, y en ocasiones una mancha blanca en el pecho.

Gato montés: comportamiento

El gato montés puede hibridar con el gato doméstico, por lo que sus híbridos pueden llevar a confusión y ponen en peligro la pureza de la especie. Es por ello que los gatos domésticos sin castrar suponen un lastre en su recuperación.

Comportamiento del gato montés

Este depredador nocturno puede verse en zonas de pastizal en el atardecer y el amanecer. Son animales solitarios, que en el caso de los machos cubren varios kilómetros desplazándose día tras día, mientras que las hembras son territoriales y permanecen en el mismo sitio, algo que recuerda al comportamiento de algunos grandes felinos.

Su alimentación se basa principalmente en pequeños roedores y pájaros, aunque son capaces de cazar conejos, y en ocasiones pueden alimentarse de anfibios o de algunos invertebrados. Incluso existen registros de cómo el gato montés puede cazar crías de corzo, algo que lo diferencia de su pariente doméstico.

A pesar de esta gran diferencia, lo cierto es que el gato montés caza de forma muy similar al gato doméstico, e incluso es difícil diferenciar los restos de sus presas de los de este animal, pues también deja los huesos de animales medianos, al contrario que otros carnívoros como el zorro rojo.

Gato montés: hábitat y alimentación

En cuanto a la reproducción, el gato montés se aparea al principio de primavera y las crías nacen al final de esta o ya en verano. Será la hembra la que cuide de la camada, usualmente de cuatro pequeños gatos que vivirán con su madre alrededor de cinco meses.

Hábitat y conservación del gato montés

El gato montés europeo habita en los bosques de gran parte de Europa: entre su distribución destacan los bosques de buena parte de España, pero también de Francia, Alemania, Escocia, Turquía o Italia. Sin embargo, el gato montés no aparece en Reino Unido, Irlanda, Islandia o la Península Escandinava.

Antes eran mucho más abundantes, pero parece que el uso de venenos y pesticidas, además del control humano de los topillos y otros roedores, ha hecho del gato montés un animal escaso. Como ya comentamos, la hibridación con gatos domésticos asilvestrados está comprometiendo la genética de la especie, y es que el gato montés es un gran controlador de plagas, al igual que la lechuza.

El gato montés se convierte así en uno de los últimos felinos salvajes de Europa; junto a las diversas especies de lince que habitan este continente, es el último representante de los fieros gatos que una vez dominaron estas regiones.


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