¿Qué es el moquillo y cómo tratarlo en perros y gatos?

El moquillo es una enfermedad vírica que afecta a los epitelios y el sistema nervioso. Aquí te mostramos cómo combatirlo.
¿Qué es el moquillo y cómo tratarlo en perros y gatos?
Silvia Conde

Escrito y verificado por la bióloga Silvia Conde.

Última actualización: 29 julio, 2020

El moquillo es una enfermedad vírica que puede afectar a perros, gatos y hurones. Como tutores de mascotas, es muy importante ser conscientes de la necesidad de vacunar para prevenir enfermedades como esta. Los perros, y sobre todo los cachorros y perros seniors, son los animales más susceptibles a contraer esta patología.

En canes, el moquillo es muy grave y en hurones lo más probable es que llegue a ser mortal. La prevención de esta enfermedad es tal, que es una de las primeras vacunas que pone el veterinario cuando acudimos a la clínica con la mascota.

¿Qué causa el moquillo y cómo se contagia?

La enfermedad del moquillo está ocasionada por el virus del moquillo o distemper canino, el cual pertenece a la familia del virus del sarampión en humanos. El contagio se produce por contacto con material infectado, con fluidos corporales de animales infectados o por vía aérea.

Este virus puede encontrarse en las secreciones nasales y las lágrimas que se diseminan como un aerosol en forma de gotas, semejante a la gripe en los humanos. Los perros infectados pueden diseminar el virus durante varios meses.

El contagio es muy rápido entre perros de perreras y en los lugares donde pueden aglomerarse muchos canes, como los parques o el pipican. El período de incubación es de 14 a 18 días y según la cepa puede ser más o menos virulento, con distinto pronóstico, síntomas y evolución.

el moquillo en perros y gatos es una enfermedad severa.

Síntomas del moquillo en perros y gatos

Según el estado inmune del animal, los síntomas pueden apreciarse en los primeros días o aparecer cuando la gravedad es alta. El virus tiene como órganos diana los epitelios y el sistema nervioso. Por esta razón, puede producir una gran variedad de síntomas diferentes:

  • Fiebre. La fiebre aparece por encima de los 39 grados.
  • Diarreas con sangre.
  • Vómitos.
  • Deshidratación.
  • Apatía e inapetencia.
  • Tos y dificultad respiratoria o disnea. Puede haber infecciones secundarias por Bordetella que provoquen neuomonía en el animal.
  • Descarga nasal. De consistencia acuosa al principio, pero puede volverse mucopurulenta.
  • Conjuntivitis.
  • Ataxia. Puede saberse si el virus ha afectado al cerebro con la aparición de contracciones descontroladas de diversos músculos del cuerpo.
  • Convulsiones.
  • Encefalitis. Irritación e inflamación del cerebro.

El cuadro es muy amplio y puede pasar por otras muchas enfermedades. Un síntoma poco preocupante, pero característico del moquillo, es la hiperqueratosis de las almohadillas, es decir, un engrosamiento atípico de las mismas. Los síntomas neurológicos, en ocasiones, pueden aparecer de manera retardada semanas a meses después de una primera recuperación.

La prevención como mejor arma contra el moquillo

Sobre las seis semanas en perros y las ocho en gatos, es altamente recomendable aplicar la vacuna contra el moquillo. Esta vacuna contiene protección frente a más enfermedades como la parvovirosis. Son necesarias varias dosis de revacunación para que el animal adquiera inmunidad, además de una dosis de recuerdo anual durante toda su vida.

Los animales no revacunados pueden perder la inmunidad y ser infectados en periodos de estrés o inmunosupresión, tanto con moquillo como con otras enfermedades que requieran dosis de recuerdo.

Los cachorros adquieren una primera inmunidad contra el moquillo a través del calostro y puede durar hasta ocho semanas. Los cachorros o gatos que han sido alimentados a biberón tienen inmunidad (la reciben de la madre) hasta la primera o cuarta semana de vida.

¿Existen tratamientos para curar el moquillo?

El moquillo se confirma por los síntomas que presente la mascota y una analítica sanguínea. La tasa de mortalidad se estima en torno al 50 % – 90 %, dependiendo de la virulencia de la cepa.

No existe un tratamiento específico, pero el veterinario dará apoyo con fluidoterapia y tratamiento sintomático, además de antibióticos para evitar infecciones secundarias. También es aconsejable un lavado diario de las secreciones en ojos y nariz.

Si el veterinario confirma el diagnóstico de moquillo, es vital mantener al animal controlado en la clínica y muy probablemente necesite hospitalización hasta estabilizarlo. Una vez controlada la enfermedad, hay que ser paciente y constante y acudir de forma regular al veterinario.

En el caso de tener más animales en casa se debe aislar al animal enfermo, aumentar las medidas de higiene y lavar la ropa y las manos antes de tocar a otras mascotas. Si el animal se recupera del moquillo pero su sistema nervioso se ha visto afectado le pueden quedar secuelas permanentes. En este caso, el animal puede tener episodios de convulsiones o de ataxia esporádicamente.

Un perro enfermo bajo una manta.

El moquillo, como otras enfermedades extendidas en perros, puede prevenirse fácilmente cumpliendo con el calendario de vacunación que recomienda el veterinario. Con las vacunas reducimos prácticamente a cero las posibilidades de que la mascota contraiga enfermedades tan graves como esta.


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